He recibido más de un correo mostrando su asombro por lo ocurrido en la calle Ancha de León el sábado 14 de noviembre, que relatara en Hispanidad días atrás.

Uno de ellos considera que extraigo conclusiones precipitadas sobre el significado de la blasfemia perpetrada por adolescentes. Sinceramente, no creo que me pase, creo que me quedo corto. Sí, lo de León era claramente demoniaco.  Al día siguiente, insisto, el Evangelio de la misa era éste.

¿Señal de fin de ciclo? Juzguen ustedes, que ni el Hijo sabe la hora y, si lo prefieren, duden, que están en su derecho. Ahora bien, no duden de la Parusía, porque entonces quien lo hace está fuera de la Iglesia. ¿O es que el Credo no dice lo siguiente?: "...y de nuevo vendrá con gloria, para juzgar a vivos y muertos y su Reino no tendrá fin". A los vivos, a los de la última generación y a los muertos, ratificación suprema -no como las del Tribunal Supremo, sino de verdad- del juicio particular.

La segunda venida de Cristo no es un tema de iluminados, aunque muchos iluminados sean apocalípticos. 'Sólo' es un dogma de fe.

Eulogio López

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