El abeto navideño es el símbolo de la cristianización del Norte de Europa, se trata del árbol que taló San Bonifacio en el año 724 y que anteriormente era venerado como el "dios Thor".

Sr. Director:

Si a la Navidad le quitamos el significado auténtico, la celebración del nacimiento de Jesucristo, el Niño-Dios, todo queda en una celebración vacía y sin sentido, primaria e irracional, es decir, sólo grandes comidas, iluminación laica de calles y escaparates, derroches en compras, fiestas, es decir,  una serie de juergas  donde nadie sabe exactamente qué se celebra.

El abeto navideño es el símbolo de la cristianización del Norte de Europa, se trata del árbol que taló San Bonifacio en el año 724 y que anteriormente era venerado como el "dios Thor".

El Belén fue una genial  idea de San Francisco de Asís, hace unos ocho siglos, mágica forma de catequizar plásticamente el Nacimiento, la Virgen María, San José y otros personajes que vivieron aquél momento histórico.

El cristianismo transformó los rituales solares paganos de la antigüedad, transformándolos en la alegría del Nacimiento de Jesús, la verdadera Pascua de la Natividad.

Juan Francisco Fernández Aguilar

juanfry1967@yahoo.es