¿Quién se merece él para siempre? Hablar de cuánto se cobra es una especie de mala educación y saber hasta cuando un lujo al alcance de un séquito exquisito.
En tiempos de carencias sin creencia los sueldos desorbitados, los contratos blindados, los puestos de confianza y las pensiones vitalicias quedan en el entredicho de la moralidad como recursos de compensación.
Decretazos de conveniencia que quedaron impuestos para rellenar el disfrute de por vida de unos cuantos elegidos con el dedo índice dado al sumario y mantenidos por la mala costumbre del impuesto constante y variable de casi todos. La cigarra se echó a dormir después de cumplir con su recital memorizado y es ahora cuando la hormiga obrera, sin hacer mucho ruido y con menos nueces y luces que nunca, mantiene su estirado y estiloso ritmo de vida. El éxito es caduco, la victoria efímera y hasta la moda parece que perece.
¿A quién se le ocurrió acatar esta impuesta de huevos?, ¿qué sociedad puede mantenerse pagando por lo hecho y desechado y no invirtiendo en el por hacer? El contrato fin de obra queda remunerado, barrado y barrido al finalizar el trabajo realizado al acabar el cumplimiento del acuerdo, ¿por qué un ex presidente, en efecto, ha de recibir por defecto efectivo montante de lo montado cuando ya se ha bajado del caballo?
Si este país sigue funcionando con funcionarios que no funcionan y asalariados de por vida que han figurado cuatro u ocho años, ¿cómo que quieren aumentar la edad de jubilación a los peones hormigueros en un par de años más?, ¿es esa la mejor solución para contrarrestar el aumento de la esperanza de vida? Por cierto, ¿quién vive más, el que recibe sin dar palo o el que da sin remedio sus impuestos a palas? Como en cada cadena o círculo es necesario el pez que muerde y la cola que escapa, peroel círculo vicioso puede corromperse y la cadena sumisa salirse del eje cuando menos se lo espere la rueda y si no miren a Túnez o echen un vistazo a Irlanda.
Egipto, Jordania y Argelia se sumarán a Cartago para ser el escaparate de la escapatoria del mundo sumiso Todo no es para siempre ni debe darse de por vida
Oscar Molero Espinosa