El que fuera uno de los españoles más influyentes de la Unión Europea y antiguo comisario, el actual presidente de FCC, Marcelino Oreja, prominente político de la UCD y del Partido Popular, se ha confesado partidario sin fisuras del Tratado Constitucional Europeo. Simplemente, le puso alguna pega al apartado de política exterior. Quería don Marcelino que el Tratado reconociese que el concepto de mayoría simple era suficiente para dictaminar la política exterior de los 25 países miembros.
Tal fiebre europeísta puede ser debida al hecho de que don Marcelino se encontraba rodeado de insignes socialistas y banqueros, Trinidad Jiménez y Ana Patricia Botín, por decir algo, y que el invitado en el Foro de la Nueva Economía (pues de eso se trataba) era el socialista Javier Solana, responsable de Asuntos Exteriores de la Unión Europea.
No obstante, este apoyo sin fisuras no se concilia con declaraciones suyas realizadas no hace más de una semana, en concreto al suplemento Fe y Razón, del diario La Razón, en las que, como cristiano, don Marcelino reconocía que el Tratado adolecía de importantes deficiencias, por ejemplo, a la hora de proteger la familia natural o la vida.
Es igual, el apoyo es sin fisuras y lo único que le preocupa es la política Exterior que dibuja el Tratado Constitucional.