De la noche a la mañana, el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva ha decidido que Banespa filial del SCH en Brasil, deje de gestionar el pago 800.000 salarios y pensiones de trabajadores públicos del Estado de Sao Paulo. Le sustituirá en ese cometido Noixa Caixa una caja de ahorros controlada por el Gobierno de Sao Paulo. El banco Noixa tiene una filial de seguros llamada Nossa Caixa, recientemente adquirida por la aseguradora española Mapfre. Mucho nos tememos que las relaciones entre Mapfre y Botín van a empeorar en los próximos tiempos. Por cierto el presidente del Santander viaja a Brasil para intentar desfacer el entuerto, pero lo tiene complicado.
La noticia tiene mucho calado, por cuanto perder a esos funcionarios significa perder los datos y el trato con otros tantos clientes en el emergente y difícil mercado brasileño, donde apenas alcanza el 3% la bancarización de pagos y recibos. Si hay un tipo de cliente seguro es el que ahora va a perder
El asunto tiene sus enjundia, por cuanto la compra de Banska, calificado como el segundo banco brasileño, fue polémica desde el principio En total, el SCH se gastó un billón de las antiguas pesetas, y el precio de la puja con la que consiguió hacerse con la entidad, supero en un 60% al del segundo clasificado.
El gran mentor de la operación fue el consejero director general de Iberoamérica del SCH, Fracisco Lúzón, ex presidente de Argentaria. Luzón mantiene una pugna eterna con el consejero delegado, Alfredo Sáenz y a nadie se le oculta que si un día Sáenz cayera, el sustituto natural sería Luzón.
Pero es que, además, dentro de la trifulca eterna entre ambos ejecutivos, por ahora ganada por Sáenz, éste último siempre recordó a quien ha querido oírle, que la compra de Banespa era un error. Mejor dicho, no la compra, sino el precio pagado. Su argumentación era que dicho precio resultaba elevadísimo, especialmente para un banco tan dependiente el sector público. Pues bien el tiempo parece haberle dado la razón. No sólo eso, el pique entre Luzón y Saénz en esta ocasión afecta también al segundo de Luzón, Marcial Portela, deseoso de abandonar el cargo sólo que la dirección no se lo permite. Mejor dicho, no le paga lo que él pretende por abandonar la nave.
Por si fuera poco, ambos, Luzón y Sáenz, tiene como especialidad el reflotamiento de bancos en crisis. En crisis estaba Banespa, en crisis está Abbey, a donde Sáenz ha mandado a su segundo, Francisco Gómez Roldán. Está claro : la brecha Sáenz-Luzón se ha vuelto a abrir.
A Botín no parece disgustarle en exceso. Eso sí, Lula ha dejado de ser el político favorito de Ana Patricia Botín, sucesora y actual presidenta de Banesto. Y don Emilio, probablemente dejará de decir que Brasil, México, India, Rusia y China es decir, países con sueldos paupérrimos) representan el futuro de la economía global. Lula les ha fallado.