El Banco de España considera que la entidad catalana no puede jugar a grupo industrial y a expansión en el exterior al mismo tiempo. Y mucho menos, con una OPA hostil de 50.000 millones de euros por medio. Si quiere unirse a Suez y a ACS deberá vender otros activos industriales. Por ejemplo, Repsol. Pero Florentino Pérez sólo vive para derrocar a Galán: está dispuesto a hacerlo con Caixa o con una empresa alemana (E.ON o RWE). La nueva ley de opas dificulta el asalto de Florentino
Su antiguo colega en el Ministerio de Economía, José Borrell, diría que Miguel Ángel Fernández Ordóñez, gobernador del Banco de España, más conocido por MAFO, sufre "delirios neoliberales". Pero el caso es que el gobernador ha puesto proa a las cajas, que representan un modelo jurídico –la institución-empresa- que no es sociedad anónima y que, por tanto, no le gustan. De hecho, el Banco de España presiona a las cajas para que, por la vía de la emisión de cuotas participativas, se vayan convirtiendo en bancos. No le gustan que inviertan en industrias, no le gusta que se vayan al exterior, no les gusta que asuman ningún riesgo, no le gustan que doten generosamente la obra benéfico social… que no le gustan.
Ahora bien, pasando de la teoría a la práctica, MAFO la ha cogido perra con La Caixa, a quien ha advertido que no podrá sumarse a una OPA conjunta con Suez-Gas Natural y ACS sobre Iberdrola si antes no vende otros activos. Cuando desde Barcelona responden que ya han cumplido con el deber de someter sus participaciones industriales al control del mercado (holding cotizado en Bolsa) el supervisor insiste en que llevan mucho retraso. Además, ¿expansión internacional y grupo industrial? Demasiado.
No sólo eso, recordemos que tenemos encima Basilea II, una sistema en teoría más flexible y dinámico para medir los recursos propios que una entidad financiera necesita para crecer. Ahora bien, en la práctica. Basilea II es un instrumento más ambiguo, que otorga mayor discrecionalidad al Banco de España (y a todos los bancos centrales).
Pues bien, lo que MAFO le ha dicho a La Caixa, como tarjeta de presentación ante el nuevo presidente, antes director general, Isidro Fainé, es que La Caixa no debe participar en una OPA sobre Iberdrola, OPA conjunta que prepara con gran entusiasmo el presidente de la constructora ACS, Florentino Pérez. Con tal de desbancar a Ignacio Galán de la Presidencia de Iberdrola, Pérez está dispuesto a aliarse con quien sea. Lo pretende con su socio La Caixa, Gas Natural, participada por Caixa, Suez, Albert Frère y la propia ACS. Ahora bien, tampoco le importaría buscar a otros agentes como los alemanes E.ON y RWE, que están al acecho.
En cualquier caso, si La Caixa entra le queda la solución de vender activos. ¿Cuál es el activo más vendible? Pues, precisamente, una de las joyas de la corona del Grupo Caixa: Repsol YPF. En efecto, tras la entrada de Sacyr y el deseo de Antonio Brufau de marcar territorio, lo cierto es que la petrolera es menos Caixa que nunca. Eso sí, Brufau ahora depende de dos socios, es decir, no depende de nadie. Si ahora echa a uno de los dos: ¿Cuál será la reacción de Luis del Rivero, el hombre de Sacyr Vallehermoso?