Sr. Director:

Trasvases, pantanos y obras hidráulicas de diversos niveles deben contemplarse como soluciones a medio y largo plazo, que no pueden quedar al arbitrio de un cambio de mayorías. Las nuevas necesidades de uso y consumo, los efectos del cambio climático y la degradación de las cuencas por el impacto de algunas industrias son fenómenos que agravan un problema ya de por sí complejo. También en esta materia el Gobierno ha demostrado su incapacidad para plantear proyectos nacionales de largo alcance más allá de las estrategias oportunistas.

Sin embargo, España no puede afrontar el siglo XXI sin luchar contra la amenaza de una sequía que puede llevar al colapso a determinadas zonas de nuestro territorio. Todo ello, sin vencedores ni vencidos y sin agravios para nadie, sino buscando una compensación razonable entre los equilibrios regionales. La actual, pertinaz, sequía nos ha dado la razón (Barcelona sin agua, las producciones de los regantes del Ter en peligro, Levante sigue reclamando agua, los miembros del Tripartito que encabezaban las manifestaciones anti-trasvases hoy llaman traidor a Zapatero, etc.

Mientras tanto, el Gobierno sigue mirando hacia otra parte sin reconocer sus deficiencias en materia de agua.

JD Mez Madrid

jdmezmadrid@gmail.com