El 5 de julio, al cumplirse 25 años de la ley de aborto, coladero que llegó a causar alarma social por la crueldad aireada de las clínicas abortistas, entrará en vigor la nueva ley de aborto, que corrobora con su teoría lo que fue práctica habitual en el periodo anterior.
Esta nueva ley es la expresión del más erróneo progresismo, entendido éste como la nueva forma de manifestarse el marxismo en las sociedades democráticas. Ni siquiera la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la reforma aprobada en 1985 ha frenado las aspiraciones de un presidente del Gobierno que hace pagar a los más débiles e indefensos sus dogmas ideológicos y sus intereses partidistas (ABC) ¡Terrible!
Como ha observado una autoridad eclesiástica, si llega a negarse ese derecho a la vida, «podemos hacer de cualquier persona algo utilizable». No es nuevo: Adolph Hitler, en 1939, justificaba así sus matanzas de judíos: "Un judío, independientemente de su edad, es claro que es un ser vivo; ahora bien no puede afirmarse que sea un ser humano, no hay base científica para ello".
Bibiana Aido, en 2009, justificaba así las matanzas de niños nonatos: "un feto es un ser vivo, pero no puede afirmarse que sea un ser humano porque eso no tiene ninguna base científica".
Tonto el que la vida mata, se enriquece y el mal no advierte; pero quizá no sea estulticia, sino astucia perversa, en 1939 y en 2009.
María Victoria Camino