Sr. Director:
A lo largo de esta semana, los medios de comunicación han estado bombardeando a la opinión pública, con información sobre la película "La Pasión". Esto no sería algo digno de mención, si no fuera porque la mayoría de ellos ha gustado de tergiversar y mentir sobre las opiniones de la gente que la ha visto. Ningún obispo la tilda de antisemita, de hecho recomiendan a los fieles que la vean. Las informaciones sobre su "excesiva" violencia, probablemente, se deban a la ignorancia de algunas personas que no saben (y no quieren saber) el calvario que pasó Cristo por nosotros: los flagelos te deshollaban, el peso de la cruz era insoportable para alguien herido y el ser clavado en ella, la peor de las torturas.
Muchos pensarán que en la cruz uno se moría desangrado, pero no tenían tanta suerte. Debido a la posición en la que quedabas cuando te clavaban, te era imposible respirar, por lo que debías auparte haciendo fuerza con las muñecas, a las que un clavo atravesaba de parte a parte, y apoyarte en los pies heridos para poder estirarte y respirar. Este suplicio duraba varias horas, hasta que, extenuado, el reo moría asfixiado. Si en unas horas no moría, un caritativo soldado te rompía las piernas para evitar que pudieras seguir apoyándote en ellas para respirar. Esto fue lo que ocurrió. Yo he visto imágenes de la película y se ajustan bien a esta realidad, aunque jamás podremos imaginarnos de verdad lo que fue, porque no lo vivimos.
Belén Rincón
yavembar@yahoo.es