Desgraciadamente, si prospera la Ley Aído, podremos encontrarnos frente a algunas novedades de las que informa en una entrevista con Profesionales por la Ética Nicolás Jouve de la Barreda, catedrático de Genética de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Alcalá y presidente de Civica. Para él, el descubrimiento más significativo de la Ley que reformará el aborto en España se regiría por el reconocimiento como un derecho de la mujer. Pero además, y no menos importante, la incursión en el campo educativo de la llamada ideología de género, plasmada en el proyecto como una ley que pretende reducir el número de abortos en España.
Además, indica que las consecuencias de la Ley en el ámbito médico y científico se centrarán en la promoción de los métodos anticonceptivos, la Píldora del Día Después (PDD) y el propio aborto que no pueden dar como resultado la reducción del aborto sino todo lo contrario. En el ámbito médico son muchas las voces que se han alzado en defensa del derecho a la objeción de conciencia. Acabar intencionadamente con la vida de un ser humano es contrario a la deontología médica. Así lo dicta el artículo 26 del Código de Ética y Deontología Médica: el médico tiene el derecho a negarse por razones de conciencia (...) a interrumpir un embarazo.
Por si fuera poco, el Gobierno ha anunciado que obligará a las Facultades relacionadas con la Medicina y la Salud en general a enseñar a sus alumnos cómo se practica el aborto voluntario, una vez que éste se convierta en un derecho. En efecto, afirma el catedrático, lo que se pretende es que en las facultades los alumnos aprendan las técnicas destinadas a matar directamente a un feto. Parece evidente que si es esto lo que se pretende choca frontalmente con la deontología médica.
El profesor de la universidad de Alcalá apunta que la comunidad científica y universitaria debería defender la obviedad de que el embrión y el feto son las primeras etapas de la vida humana y por tanto, biológicamente equiparables al recién nacido y al adulto.
Pero por lo visto, los votos electorales están por encima del bien y del mal para este Gobierno, que desea estar a la cabeza de la cultura de la muerte, desoyendo las multitudinarias manifestaciones a favor de la vida. Por lo pronto,la plataforma Derecho a vivir ya ha convocado otra para el próximo 7 de marzo.