Los conocidos principios del respeto de los derechos fundamentales de la persona y del rechazo de toda injusta discriminación -reconocidos claramente por el mismo Catecismo de la Iglesia Católica-  excluyen evidentemente no sólo la pena de muerte, sino todas las legislaciones penales violentas o discriminatorias en relación con los homosexuales".

Sr. Director:

En contra de lo que algunos piensan, hablan y escriben, la Santa Sede está decididamente en contra la discriminación injusta de homosexuales.

"Los conocidos principios del respeto de los derechos fundamentales de la persona y del rechazo de toda injusta discriminación -reconocidos claramente por el mismo Catecismo de la Iglesia Católica-  excluyen evidentemente no sólo la pena de muerte, sino todas las legislaciones penales violentas o discriminatorias en relación con los homosexuales".

El número 2.358 del Catecismo de la Iglesia Católica afirma: "Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales instintivas. No eligen su condición homosexual; ésta constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba". "Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta  -pide el Catecismo-.

Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición".

Por eso con referencia a la propuesta francesa cabe recordar que está no sólo busca "despenalizar la homosexualidad", "sino además introducir una declaración de valor político que puede derivarse en sistemas de control, según los cuales, toda norma  -no sólo legal, sino también relativa a la vida de los grupos sociales o religiosos-  que no ponga exactamente en el mismo nivel toda orientación sexual podría ser considerada como contraria al respeto de los derechos del hombre".

Esto puede convertirse claramente en un instrumento de presión o discriminación ante quien, sólo por poner un ejemplo muy claro, considera que el matrimonio entre un hombre y una mujer es la forma fundamental y originaria de la vida social y como tal ha de ser privilegiado".

No obstante no es casualidad que menos de 50 estados miembros de las Naciones Unidas hayan adherido a esta propuesta, mientras que más de 150 no han adherido. La Santa Sede no es la única".

Jesús Domingo Martínez

jesusdomingo125@gmail.com