La caradura del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardon, no conoce límites
El Gobierno ha autorizado -ha obligado- a los farmacéuticos a vender la píldora del día después (PDD) sin receta medica, al tiempo negaba a los boticarios el derecho a la objeción de conciencia, es decir, el derecho a negarse a vender una píldora que saben abortiva.
El alcalde de Madrid, desde sus centros de salud, repartía la misma pildorita sólo que de forma gratuita. Pues bien, con la medida del Gobierno Gallardón se ha dado cuenta de que milita en un partido conservador y ha decidido exigir receta médica. Recuerden: el señor alcalde de Madrid tiene cara dura y grande.