Sr. Director:
La verdad es el valor primero de la democracia, contrariamente a lo que opina ZP, que es un régimen de transparencia y de sinceridad.

 

Hay cosas que conviene decir y hay cosas que no conviene decir. La corrección política nos entrega a la censura, con el silencio y la marginación. Requiere una reivindicación de la ética, leía hace unos días. Como consecuencia de lo anterior, el que no esté dispuesto a actuar con ética, pienso que es mejor que no hable de Ética, porque al hacerlo nacen asignaturas como la actual Educación para la Ciudadanía.

Y es que una sociedad democrática es una sociedad educada en el que se fomenta la cultura y la formación, y es precisamente el catolicismo, como ya afirmó en su tiempo Tocqueville, la confesión religiosa que más se adecua a los valores democráticos. Por tanto, se hace necesario repensar la democracia.

¿No les parece que la tarea de pensar a fondo la democracia constituye un programa incitante para los católicos? Esto contra las corrientes relativistas imperantes, estas afirman que quien tiene convicciones no puede participar en la vida pública.

Pedro J. Piqueras Ibáñez