Sr. Director:
Del corazón político suenan latidos arrítmicos que se vuelven profecías surrealistas en las que enredar la madeja de las reformas, con el único objetivo de salvaguardarse de los zarandeos convulsos de una sociedad harta de tributos y cansada del espectáculo de enajenación del Gobierno.

Lejos de parecer presuntuosos en sus declaraciones, usan la parafernalia de los que en su día fueron los padres fundadores de los Estados Unidos de América e inventor del pararrayos, ese artilugio que sirvió para calmar la furia de las tormentas -Benjamin Franklin-; la misma sensación que altera al ciudadano en el devenir de los días desde que comenzó la legislatura del Partido Popular.

Si, parece que además de que "no hay nada más seguro que la muerte y los impuestos", como ha declarado el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, tenemos un pensador más reciente como el jefe de la corona, Juan Carlos de Borbón que aludió a esa desazón social en su día con palabras que están dejando huella "la realidad es muy difícil de soportar para quienes creen que cualquier tiempo pasado fue mejor".

Desde luego nombrar la filosofía no es acertado en estos momentos, a la vista de la situación en la que se encuentra España; a los ministros de este Gobierno se le olvida a menudo el pararse a pensar dos veces lo que decir ante los ciudadanos representados por los medios, siempre hay un perdedor y esté se está empezando a hastiar de perder continuamente el combate contra la falta de respeto de los políticos.

No es la mejor forma de acercarse a la paz política que nuestro país necesita con tan tajante ideología y sin dejar asiento a otras formaciones para subirse al carro de la recuperación económica y social que tanto añora la ciudadanía.

Es licito y adecuado recalar en las necesidades agobiantes de las familias como primera ocupación del presidente, sin medias tintas a la hora de buscar pactos para encontrar solución al desempleo sin esperar mandamientos divinos de la troika (CE, BCE, FMI) europea.

Lo más óptimo y aconsejable en estos momentos es calcular los riesgos de las nuevas medidas -reformas- adoptadas por el Sr. Rajoy sin la vista puesta en los compromisos adquiridos con Bruselas y el déficit; el peligro de llevar a cabo esté nuevo paquete impositivo serán las graves consecuencias en la discriminación económica que servirán para aumentar aún más las desigualdades sociales ya existentes.

Puestos a mediar en irrealidades soporíferas alentadas por el Ejecutivo, nada como una buena tertulia de aperitivo en la que no falte la cerveza y la tapa, tras la cual pasar a una opípara comida bañada con buen caldo -vino-; en fin, algo en los que esos "escasos" recursos del Ejecutivo se puedan aligerar de sobres -sueldos- impertinentes.

Quizá incluso tomen el café en los jardines de Moncloa sin puros, que el seguro de asistencia privada lo contrataron con copago y sin tener que adelantarse a la subida de los llamados "espirituosos" pues, al fin y al cabo, seguro que son regalo del Presidente. La verdad sea dicha, el puro se lo están dando al ciudadano con insuficiencia en sus recursos.

Podrán desde fuera de nuestras fronteras tildar a los españoles cono ingenuos protagonistas sometidos a una política reaccionaria con continuas sacudidas en su programa oculto, lo que no serán capaces de superar es la confluencia irónica con la realidad oscura, de la que extraer reflexiones con un cierto calado de presumirse certeras.

Hoy entra en juego, como no podía ser menos, Alemania, con una buena estrategia concebida desde su necesidad demográfica que se les ha venido encima en pocas décadas y que trata ahora de paliar con una emergente demanda de profesionales altamente cualificados para trabajar en sus mejores empresas: "se le ha visto el plumero" a la Sra. Merkel y ha mostrado a muy pesar suyo, la fragilidad de su entramado social de pensiones del que siempre ha alardeado, una debilidad que en nada tiene que ver con su economía pero si muy mucho con un "capital humano" del que carece.

Puede que las medias a imponer para satisfacer los requerimientos de su mercado laboral tengan que esperar hasta pasadas las elecciones del próximo mes de septiembre pero, sin duda alguna, ya vendrán las ofertas para asegurarse una mano de obra a buen precio de los países europeos peor tratados por la crisis -España, Portugal, Chipre- y con una excelente preparación para aumentar la fortaleza germana.

Aún más, todavía nos queda por estudiar a que espera el Gobierno para aplicar las medidas comprometidas con Bruselas, que le están recordando en cada cita. ¿Estará esperando el momento más oportuno y que tanto le gusta -verano-, el mismo que dejará la cerveza sin subida del IVA

¿O querrá hacerlo sin que la hostelería no pueda enterarse de antemano para no hacer la compra -publicación en el BOE- Ya lo dice el refranero "piensa mal y acertarás", desde luego el Gobierno "lo está bordando".

Juan Antonio Sánchez Campos