• El Rey se ganó el respeto de los españoles con su arrepentimiento. Ahora, tiene que ganarse su afecto suprimiendo cualquier motivo de escándalo.

  • La nueva economía: sin bolsas y sin bancos: Florentino marca el camino… de vuelta a la economía real.

  • Historia de la gran estafa de los embriones. Y Rajoy, calladito.

Esta es la historia de un monárquico y de un republicano, alrededor de la figura de SM Juan Carlos I.

La verdad es que el Monarca se ha humillado y el que se humilla merece todo mi respeto y casi toda mi admiración. Esta es la historia del Rey de España, SM Juan Carlos I. Se fue a cazar elefantes a Botsuana, que también son ganas, cuando su nieto andaba en un hospital por haberse disparado en un pie, y su yerno Urdangarín daba vueltas por los tribunales.

¿Por qué ha pedido perdón? Porque se fue a cazar en plena crisis económica. Está bien, pero hay que tener mucho valor para pedir perdón en público e incluso con dolor de los pecados y propósito de la enmienda. Y más si eres el jefe del Estado, el Rey.

Pero a algunos les cuesta reconocer la excelencia. Al comunista Cayo Lara, al que nunca se le ocurriría pedir perdón por los crímenes de sus correligionarios o por el crimen del aborto que propugna y defiende, no le parece suficiente. Exige un referéndum sobre monarquía y república y asegura que es lo menos que podía hacer. Hombre, lo mínimo parece mucho. Es difícil arrepentirse pero, al parecer, aún es más difícil perdonar, Y eso que el gesto real debería ofender más a un parado que a un funcionario de lujo, como es el diputado Cayo Lara.

Pero lo mejor es el argumento: ¿Cómo vamos a tener un Rey? ¿Qué pasa si nos sale tonto? Es profundo, este Cayo. La verdad es que todo cualquiera puede salirnos tonto, incluso los salidos de las urnas, sin que nadie niegue por ello su legitimidad. El Rey tiene la legitimidad de la historia, porque la tradición es la democracia de los muertos. Y como necesitamos un interregno entre poderes, nos sale más barato un rey austero como el español que un presidente de República electo. Sólo el elegirlo cuesta más que todo el presupuesto de la Casa Real.

Ahora bien, si Cayo Lara no fuera un diputado progresista, lo que le impide pensar más allá de 60 segundos seguidos –no por rojo, sino por progre- debería preguntarse qué es lo que legitima al Rey. Pues bien, al Rey le legitima su moral. Sólo eso. Si, los Reyes son referencias morales para el pueblo, incluso para los republicanos.

Y aquí comienza la historia paralela de un amigo monárquico, quien, cabreado por el tratamiento que los españoles estamos dando al Rey, convertido en atracción burlesca. Su argumento es casi redondo: "En su papel institucional el Rey siempre ha sido impecable".

Casi redondo, pero no cierto. No, si el Rey es una referencia moral, y es el papel que les queda a los reyes, alejados como están del poder político, entonces no cabe distinguir entre su papel institucional, que es mínimo, y su papel moral, que es máximo.

En plata: que el rey se vaya a Botsuana y se rompa la cadera es una anécdota, que como consecuencia de ello, todo el pueblo español comente su infidelidad matrimonial –que, dicho sea de paso, no sé si es cierta o no- con todo tipo de detalles morbosos, eso, salvo caso de calumnia, sí resultaría un escándalo. Y por ello no se puede pedir perdón en público, sino en privado.

En otras palabras, Cayo Lara dice tonterías pero mi amigo monárquico anda errado: en una democracia lo menos importante de un monarca es, precisamente, su papel institucional. El Rey se ganó el respeto de los españoles pidiendo perdón. Ahora tiene que ganarse su afecto suprimiendo cualquier motivo de escándalo.

La nueva economía: sin bolsas y sin bancos: Florentino marca el camino… de vuelta a la economía real.

La historia de Florentino Pérez no es la historia de un constructor sino de un apalancado. Apalancarse, o sea, endeudarse, porque el endeudamiento es la mejor manera de crecer con velocidad. El problema de Florentino, como el de Luis del Rivero, no es que hayan perdido una batalla financiera, es que entraron en ella, no con dinero propio, sino ajeno, con dinero del banco.

El pecado del anglosajón calvinista es la especulación, el del europeo, preferentemente mediterráneo, el apalancamiento. Pero tiene la misma solución: terminar con los mercados financieros y con los bancos, reducirlos a la mínima expresión, en beneficio de la economía real.

En este sentido, no me asusta nada la nacionalización de los bancos. A fin de cuentas, los bancos de hoy son privados pero tan regulados que puede hablase de banca pública. O mejor –es decir, peor- de banca gubernamental. Y es el sector público, es decir los políticos, quienes les impiden cumplir con su labor que es el de proporcionar financiación.

¿La crisis ha terminado? No, la crisis bancaria no ha hecho más que empezar. Y los bancos tendrán que desaparecer. Al menos tal y como los conocemos ahora. ¿Y los mercados financieros? También son las más jóvenes, mucho más que la banca y han hecho aún más daño que aquella. ¿Cuál es la historia de la nueva economía? La de siempre en la historia de la humanidad: la economía real, sin mercados ni entidades financieras.

Historia de la gran estafa de los embriones. Y Rajoy, calladito.

Interesante comunicado el de la plataforma Profesionales por la Ética otra eficaz marca del Yunque. Le recuerda a don Mariano Rajoy que España continúa siendo el gran matadero de embriones humanos. Corría el año 2003 cuando comenzaba la gran estafa de los embriones. Estafa iniciada, precisamente, por uno de los 'hombres' de confianza de Mariano Rajoy, su paisana Ana Pastor, hoy al frente del Ministerio de Fomento. Pastor condenó a 80.000 embriones sobrantes de la fecundación 'in vitro' a servir como cobayas de laboratorio. Todo ello en nombre de la ciencia, que masacrando embriones iba a liberarnos de innumerables patologías.

Lo que peor me sabe del PP embrionicida y de Ana pastor en esa historia es que engañaron a un buen número de bien pensantes, entre ellos muchos católicos, con el argumento al que el cristiano resulta más sensible de todos: no era posible hacer otra cosa. Los embriones sobrantes de la 'fecundación in vitro' estaban condenados. Y así, engañaron a muchos maestros morales, clérigos incluidos. A fin de cuentas, era el PP y el PP, piensan algunos católicos tontorrones, "son de los nuestros". El Papa Benedito XVI no cayó en la trampa y cerró la estafa, al menos desde el punto de vista intelectual, con cuatro palabras: "Dios ama al embrión". Pero hay muchos católicos que casi nunca oyen la voz del Papa.

Zapatero, quien, principalmente, era un gran exagerado, llevó el argumento hasta la náusea política y la moraleja de esta historia es que la idiocia reinante llevó a muchos a convencerse de que la matanza de embriones humanos, cosificados, era la panacea del futuro. Muchos listos medraron con la estafa, como el ministro Bernat Soria, pero al final, casi diez años después de iniciado el desastre, resulta que nadie se ha curado eliminando embriones aunque, eso sí, se ha conseguido provocar tumoraciones.

Mientras, la alternativa lógica, y ética, la utilización de células madre adultas, que a nadie matan, se ha ido imponiendo, con espléndidos éxitos terapéuticos. Chesterton decía que no existe la contradicción entre razón y fe porque la razón es dogma de fe. De la misma manera, podría decirse que no hay contradicción entre moral y ciencia porque la ciencia o es moral o es una estafa.

Han pasado 9 años, la estafa se ha mostrado y demostrado, el PP ha vuelto al poder… y Mariano Rajoy no ha tenido tiempo para cortar el grifo de la gran matanza de embriones, es decir, de seres humanos pequeñitos.

El PP ha vuelto al poder pero Mariano Rajoy no tiene tiempo para detener la masacre de embriones, ya no sólo moralmente repugnante sino medicamente contraproducente. Su denodada, y fallida, lucha por sacarnos de la crisis ocupa todo su tiempo: ¡Pobriño!

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com