• No necesita vender, pero los pone en venta, junto con paquetes de créditos.
  • Y también está estudiando sacar a bolsa parte de Bancomer en México, igual que hizo el Santander en Brasil con su filial.
  • Lo mismo hizo con las ayudas públicas: no las quería pero las aceptó para hacerse con Unnim.

El presidente del BBVA, Francisco González (en la imagen) ha inaugurado una nueva sucursal en Taipei, que es la capital de Taiwán. Hasta ahí se ha ido para cortar la cinta de la nueva oficina. Y desde allí nos ha dicho que no tiene prisa para vender los activos tóxicos del banco. O sea, que su entidad es tan sólida, financieramente hablando, que no necesita deshacerse de los activos tóxicos ni vender paquetes de créditos. Por cierto, lo mismo que hizo Rodrigo Rato al frente de Bankia. Pero si el BBVA goza de tan buena salud, ¿por qué no se dedica a gestionar esos activos –tóxicos y no tóxicos- en lugar de venderlos? Al fin y al cabo es su negocio.
Además de vender estos activos, y como ya publicamos en estas líneas, el BBVA está estudiando la salida a bolsa del 25% de Bancomer, su filial en México. El caso es hacer caja como sea, aunque el presidente de la entidad asegure una y otra vez que no necesita liquidez, que su salud financiera es envidiable, que el banco puede soportar hasta el peor de los escenarios económicos inimaginables, y tal y tal.
Pero es que lo mismo hizo FG con las ayudas públicas. No las quería ni las necesitaba, pero hete aquí que no tuvo ningún reparo en aceptarlas para hacerse con Unnim. Y, por supuesto, también se metió en la puja por Catalunya Caixa, que incluía ayudas públicas al que se hiciera con ella.
Mariano Tomás
mariano@hispanidad.com