Desde que consiguió al mando en 1959, el Peoples Action Party, se han manipulado las estrategias de control de la población que ha pasado de castigar a los progenitores que disfrutaban de más de dos retoños a promover la natalidad con disposiciones selectivas. El período anti-natalista alcanzó su momento crítico con la campaña Dos es bastante, introducida en el año 1970. Más tarde se demostró que la comunicación había profundizado en las estirpes acomodadas, primordialmente de linaje chino, que poseían una media de 1,3 hijos por familia.
En 1984 el estado resolvió gratificar a los matrimonios con estudios superiores y que gozaran de más de tres benjamines. Arribaron otras medidas como la disminución de la semana laboral para aumentar la armonía entre familia y trabajo. Pero el reequilibrio demográfico jamás apareció. La última acción del estado para remediar el descenso de la natalidad fue el lanzamiento de un proyecto que intentaba persuadir a más de dos millones de emigrantes capacitados, para acrecentar la población de 4,5 millones de habitantes a 6,5 millones.
La tasa de fertilidad en Singapur está en 1,28 hijos por mujer, una de las más bajas del orbe. A esto se agrega la senectud demográfica. Ante esta realidad el Gobierno está listo para oír a los grupos sociales. National Family Council, una institución civil, que se constituyó en 2006, ha insistido en que no se consigue acrecentar la natalidad, sin crear un clima pro-familia.
Un ejemplo de este posicionamiento es lo que ha sucedido con la National Family Week, una semana entregada a evocar la trascendencia de la familia en Singapur. Para conocer las dificultades más habituales a las que se encaran los ciudadanos en la vida familiar, se ha puesto en marcha una web: (www.thinkfamily.sg). El empeño de esta institución consiste en promover la construcción de familias fuertes en Singapur. Para conseguirlo, sus cabecillas conocen que una política familiar efectiva no se puede reducir a la adjudicación de ayudas monetarias. Es necesario establecer la familia de un padre y de una madre con retoños, y eliminar los incentivos a otros modos de aparejamiento.
Clemente Ferrer Roselló
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