Un grupo internacional de expertos en ética defiende la investigación con embriones. Un titular tan emocionante no podía pasar desapercibido ni en el Correo, la matriz del grupo Vocento lo que demuestra que, a pesar de las pérfidas insinuaciones en su contra, los Ybarra y los Bergareche (y los Luca de Tena, por dote matrimonial) se han sumado a la modernidad.
Como el Correo sigue editándose en Bilbao, donde ha enviado un mapamundi de la villa y del grifo surge agua con burbujas y sabor a cava, el subtítulo es igualmente modesto : Sabios de catorce países destacan que este campo puede derivar en nuevas terapias para graves enfermedades. Ya no basta con los expertos, ahora hasta los sabios, nombre que recibe todo experto nacido en Bilbao,
Lo cuenta Carlos Romeo Casabona, titular de al cátedra Fundación BBVA-Diputación de Vizcaya de Derecho y Genoma Humano de las universidades de Deusto y el País Vasco. Nada menos.
El paniaguado de FG que no se gasta todo el dinero de sus accionistas en su blindaje, y también deja algo para la ciencia- recuerda que expertos de tomen nota, que va en orden alfabético- Alemania, Australia, Bélgica, Canadá, China, Corea del Sur, España, Estados Unidos, India, Israel, Italia, Japón Reino Unido y Suecia reunidos nada menos que en el Wellcome Trust de Hinxton (Cambridgesire) han constituido un consorcio multinacional sobre ética y derecho en la investigación con células madre embrionarias. Más que sobre ética y derecho, lo que los firmantes dicen es que no debe haber ninguna barrera ética ni jurídica para detripar embriones, a ser posible con dinero público con patrocinadores tan científicos como FG, un hombre que por el avance científico es capaz de matar. Es más, nuestro plumífero, que no sé si es de Bilbao, recuerda que estos sesudos científicos, superhombres que caminan varios estrados por delante de la humanidad, son los que han iluminado a ZP -una tontería: ZP vive en permanente estado de iluminación- para que, durante su reciente visita al matadero de embriones de Sevilla, dirigido por el doctor Bernat Soria, especialista número uno del mundo en la caza de la subvención pública (Junta de Andalucía) y privada (CajaGranada) dijera aquello de que la conciencia no pude detener la ciencia, lo que recuerda aquello de Pascal, cuando contempló el siguiente cartel que decía: La ciencia no tiene fe ni patria, a lo que Pascal comentó: Así es, la ciencia no tiene ni fe ni patria, pero el científico sí.
Pero claro, todo este esplendoroso panorama tenía que tener, como las películas americanas, un malo. El malo, no lo van adivinar, es la Iglesia. Lo dice El Correo, así que pocas bromas. Alude el muy científico diario a la campaña todos fuimos embriones de la Conferencia Episcopal española, sin duda una de las mejores intervenciones de los obispo españoles, rubricada por una afirmación aún más profunda de Benedicto XVI, que lo define todo : Dios ama al embrión. Pero, miren por dónde, a El Correo no el gusta la actitud obstruccionista de la Iglesia, actitud que, además, califican de inmoralidad. La cosa está clara, los sabios de Cambridgeshire, afirman que las razones morales para experimentar (es decir, aniquilar) embriones humanos son los Posibles avances del conocimiento y la capacidad de desarrollar técnicas que alivien el sufrimiento y a enfermedad, ¿A que es hermoso. Ciertamente, los científico citados por El Correo, emplean el adjetivo posible, dado que no se ha curado a nadie, absolutamente a nadie, de ninguna enfermedad destrozando embriones, pero el éxito se queda a cada instante. Incluso, las células embrionarias tienen el pequeño problema de que están provocando tumores cancerígenos en alguno de los pacientes curados. Pero esto es lógico : la investigación científica también tiene esos efectos colaterales, el progreso, señores tiene un coste.
Se me olvidaba: dice El Correo, los Ybarra, Bergareche y Luca de Tena, como creo haber dicho antes, que España ha pasado de contar con una legislación restrictiva en la época de Aznar a convertirse, con Rodríguez Zapatero en La Moncloa en uno de los países más avanzados del mundo. Esto del avance es definitivo. Es como decir que Estados Unidos ha conseguido que Iraq haya pasado a encabezar el ranking mundial de asesinatos violentos desde la llegada de las tropas norteamericanas. Sadam Husein asesinaba a unos 100 al mes, pero con los estadounidenses hemos avanzado mucho : mueren 1.000 al mes, por lo menos, un crecimiento del 1.000 por 100.
Ahora bien, lamento contradecir al diario. El Gobierno Aznar, de la misma ideología que los Ybarra, Bergareche y Luca de Tena, no tenía una legislación restrictiva sobre manipulación de embriones, entre otras cosa porque la suya fue la primera, ergo no había con quién comparar. Felipe González, por ejemplo, no tenía ninguna. Fue la insigne Ana Pastor, bendito sea su nombre, quien abrió la puerta para masacrar a los embriones procedentes de la fecundación asistida, fue el PP el que aprobó la primera ley nazi de España en la materia. Luego, su sucesora, Doña Elena Salgado, a la que convendría canonizar en vida, apretó el acelerador y ha convertido a España en el cuarto país del mundo en aceptar la clonación terapéutica además de -mucho más grave- permitir la fecundación de cuantos óvulos consideren menester los científicos, más que nada para asegurar el suministro e reses celulares para los mataderos. Pero fue Ana Pastor quien abrió la puerta: Ahora la Salgado ha abierto la ventana y acabaremos todos con pulmonía. Eso sí, en nombre de la ciencia ¡Qué digo de la ciencia, de la sabiduría!.
Y mientras todo esto ocurre, resulta que la mencionada ministra de Sanidad, santa Elena Salgado, está dispuesta bloquear el banco de cordones umbilicales que quiere poner en marcha Esperanza Aguirre en Madrid. Es decir, Zapatero, El Correo y santa Elena, apuestan por matar embriones para un resultado incierto y que, por ahora sólo ha servido para matar, no para que nadie viva. Sin embargo, con células madre adultas, por ejemplo de cordones umbilicales, donde si se han conseguido terapias, donde no se mata a nadie, donde no se han registrado efectos secundarios ni tampoco rechazo (si se utiliza en el futuro el propio cordón umbilical) para eso no hay sitio. Tiene toda la razón santa Salgado : el personal podría descubrir que las terapias génicas no exigen el asesinato colectivo.
Porque verán, cuando el genocidio más espantoso al que se enfrenta la humanidad, eso sí, genocidio silencioso, que es la masacre de embriones humanos y su cosificación y utilización por parte de Estados y prestigiosos científicos sin escrúpulos, cuando la identidad humana deja de tener valor alguno, y cuando, además, se estafa a la sociedad como se la está estafando y engañando con la utilización de seres humanos indefensos, cuando la mayor aberración se vende como sabiduría entonces es que, probablemente, estamos tocando fondo.
Eulogio López