Zapatero y Maragall han aprovechado la calma veraniega para debatir con mayor sosiego sobre el modelo de Estado y la financiación autonómica. Santillana del Mar fue un consenso de oposición. Pero, ahora, tanto Maragall como Zapatero gobiernan. Es decir, manejan un presupuesto. Y la corrida se ve diferente desde el tendido que desde la arena.

 

En materia económica, el "molt endeudable" mira con envidia el cheque de 2.500 millones de euros con el que se ha cerrado el debate andaluz, así como los "privilegios" de las comunidades forales vasca y navarra. No obstante, ninguno de los temas sale al debate público. En el caso andaluz, porque se trata de "compañeros y compañeras" de partido. En el caso vasco, porque les une la hermandad del Pacto de Barcelona, ese acuerdo nacionalista que tiene como fin desmembrar a España.

 

Pero Maragall no se apea del "pagar por renta y recibir por población". Solbes no está por la labor, porque en el sistema, aparentemente justo, hay que aplicar criterios correctores como la "perifericidad", la dispersión poblacional, el tamaño del territorio, etc. El "conseller" de Economía de la Generalitat, Antoni Castells, afirma estar de acuerdo con un déficit fiscal, "pero no tanto". ¿Y Zapatero? ZP sonríe, que es lo suyo. Traslada el malestar que se vive en Ferraz por la división generada por el discurso de Maragall en El Escorial. "Esos trapos, Pascual, se lavan en casa".

 

Pues, vayámonos a alta mar para hablar de estos temas sin mirones ni interrupciones. Hecho. El yate "Niloco" alberga a los dos dirigentes. Sin doble intención. ¿O sí? En el mar de Menorca hablaron de lo humano, lo divino, lo femenino... y de dinero. Pero no sólo de dinero. Maragall quiere un reconocimiento expreso de la nacionalidad catalana. En El Escorial afirmó su deseo de que la nueva Constitución mencionara Cataluña como una nacionalidad histórica. El "conseller en cap", Josep Baragalló, insiste: "España no se ajustará a la realidad si no reconoce que Cataluña es una nación".

 

Una pataleta de adolescente, como le recuerda el ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla. Porque a quien es adulto no necesitan que se lo reconozcan. Sevilla pone el dedo en la llaga. El problema de las Comunidades Autónomas es su adolescencia, es espíritu de rechazo al padre y de búsqueda de independencia y de identidad. Lo manifestaba un alto cargo de la "histórica" Comunidad de Madrid: "Manejaremos las CCAA sin la necesidad de la tutela de papá Estado, porque ya somos mayores de edad". Le faltó decir que, además, vamos a discotecas, ligamos con chicas y fumamos...

 

Además, Sevilla va más lejos anunciando que la reforma estatutaria deberá de contemplar la suficiencia financiera de los ayuntamientos. La segunda descentralización y la garantía financiera de los entes locales son la gran asignatura pendiente de nuestro modelo administrativo. La "longa manus" del presidente de la FEMP, el socialista Paco Vázquez, está detrás de las palabras de Sevilla.

 

Intenso debate en el "Niloco". Probablemente no hayan alcanzado un discurso único. Pero les queda poco tiempo. Septiembre está a la vuelta de la esquina y son demasiados los temas encima de la mesa que exigen una posición sólida -y no tutelada- del partido en el Gobierno. Enterrado Santillana del Mar, siempre nos quedará el "Niloco acepto tu propuesta"...