¿Qué sucede cuando un individuo traspasa el límite de lo natural? Woody Allen lo argumenta en su última película: un thriller titulado El sueño de Cassandra.

Dos hermanos de clase media hacen un gran esfuerzo económico para comprarse un velero al que ponen de nombre de "El sueño de Cassandra". Pero pronto la felicidad que les depara esta adquisición se les olvida: a uno de ellos por su ambición y al otro por su peligrosa afición al juego. Para salir económicamente adelante recurren a un tío que vive en América, un hombre adinerado. Éste, a cambio de la  inyección económica, les pide que le solucionen un asunto de negocios con el que no sólo inflingirán la ley sino que también violentarán su conciencia. El problema, lógicamente,  es que si acceden a la petición no habrá vuelta atrás en su vida.

Woody Allen sigue el camino marcado por la brillante Match Point ofreciéndonos otro thriller en el que a través de dos hermanos muy diferentes (uno más cerebral, el otro más emocional) analiza hasta dónde, en una sociedad tan hedonista y tan basada en las apariencias como la nuestra, se puede llegar por motivos económicos. Aunque se le puede achacar al director (que también es guionista) que el relato es un poco lento en su arranque, el conflicto de conciencia que plantea (que realmente es lo que claramente le importa a Allen) suscita la reflexión.

No nos encontramos ante una de las mejores películas del cineasta pero desde luego está muy por encima de la media de lo que habitualmente ofrece el mercado.

Colin Farrell y Ewan McGregor están magníficos metiéndose en la piel de los dos hermanos.

Para: Los que les gusten las películas de Woody Allen de su etapa inglesa.