Ya se lo dijo Bono a los militares: no tienen que defender la España de los Reyes Católicos. La que tienen que defender es la etapa pre-Reyes Católicos, que no catódicos, como los de ahora. Con lo claro que se explica el Bono y no le entienden. Lo que quiere Bono es la España de los chamanes y demás culturas indígenas, los mismos chamanes que han pedido a los dioses una presidencia para Evo Morales en Bolivia, llena de prosperidad, anticolonialista y revolución indigenista.
Así debe ser. Es sabido que los colonizadores españoles masacraron la cultura indígena, prohibiendo expresiones de su profundo acerbo cultural como los sacrificios humanos, las hermosas ceremonias donde se arrancaba el corazón a aquellos que tenían el honor de ser sacrificados a los socios.
También resultó simpática, a fuer de coherente, la toma de posesión como presidente. Una mano en el corazón ¡Cuidado Evo, eso también lo hace el imperialista Bush- y la otra puño en alto, no para cantar la Internacional (precioso himno, por cierto) sino para jurar por Dios cumplir los deberes de su nuevo cargo. ¿Ante qué Dios estaría jurando Evo?
Ahora voy comprendiendo lo que es cultura. Cultura es la connivencia de los opuestos, el casamiento de los contradictorios y el compromiso histérico. Cultura es que te jalees con los ídolos de los chamanes mientras juras, es decir, pones a Dios por testigo de la palabra dada. Cultura es lo de aquella antropóloga para quien el canibalismo era una manifestación cultural, por lo tanto, digna de elogio. Cultura es casar a los chamanes con la revolución marxista, y los antiguos cultos incaicos con la distribución de la riqueza y la justicia social.
Para mí que el próximo Príncipe de Asturias deberían otorgárselo a Evo Morales. A fin de cuentas, ya se lo dimos a Lula (qué desilusión la que he sufrido con el brasileño : confieso que creí en él, aunque debí darme cuenta del engaño mucho antes, justo cuando el multimillonario Emilio Botín demostró que también creía en él) y, también a fin de cuentas, allí estaba SAR Felipe Borbón: ¡queremos el Príncipe de Asturias para Evo!
Muchos están conmigo. Si no, lean la carta que me envía un anónimo (¡qué casualidad!) comunicante: Como te duele facho de mierda, el avanze de los desposeidos de las mayorias, que mientes sin arrugarte, que se te cae la saliva de odio baboso hipocrita, pero te recuerdo" que mas temprano que tarde se abriran las grandes alamedas por donde pase el hombre libre" mal que te pese, y tu pobre ave escucharas al pueblo en su alegria avasalladora desde tu silla de ruedas cagado en tus panales nauseabundo...de alma. Chaolin.
Lo de las Alamedas me ha llegado al alma. Distingamos: la pobreza es muy respetable, pero no es un mérito. Y a la justicia no se llega si no es de la mano de la libertad.
Ahora bien, ¿por qué se calla todo el mundo ante la majadería del Morales? Pues porque lo que importa no es ser racional y acabar con la superstición religiosa, sino acabar con el Cristianismo, si ustedes me entienden. No es que la religión me parezca mal: todas las religiones me parecen estupendas manifestaciones de cultura salvo la Católica, que es la mía.
Es como en el preámbulo de la Constitución europea no quisieron poner lo de las raíces cristianas en el preámbulo, pero lo de la Nación sí puede ponerse en el preámbulo del Estatut. Si Giscard hubiera propuesto incluir el Islam en la Constitución europea, nadie habría dicho ni pío, al menos en la España de Zapatero.
Es verdad que el capitalismo el neoliberalismo al que aludía Evo Morales- puede ser letal como el socialismo marxista para los valores cristianos, pero eso ni quita ni pone al verdadero enemigo que el futuro Príncipe de Asturias identifica como imperialismo o colonialismo, y que no es otro que el pasado cristiano de Bolivia.
Lo cual, además es un insulto a España, el único país, con Portugal, que practicó el mestizaje en sus colonias. Evo Morales ha salido de la pobreza, ciertamente, pero si Bolivia hubiera sido colonizada por anglosajones, simplemente la raza india a la que él pertenece no existiría. Sería como Estados Unidos, donde no se colonizó a los salvajes: simplemente se les exterminó. Hay que reconocer que la medida no ha sido mala para el crecimiento económico de la nación. Sólo hay que elegir entre los dos sistemas o quedarse con los chamanes, que esos sí que representan los derechos humanos.
Eulogio López