Almuerzo de trabajo en un céntrico hotel madrileño. Al presidente de Siemens, Peter Löscher, le lanzan la siguiente pregunta: ¿puede garantizar la permanencia de Belil como máximo responsable de Siemens España? Era la última pregunta de la serie. Las copas de champán ya estaban repartidas. La pregunta sonó en el auditorio como una bomba de Hiroshima. Löscher no parecía entusiasmado por la pregunta, pero agarró su copa y se dirigió a la mesa de Belil para brindar con él. Tras el gesto de respaldo, por muchos años. Aplausos en un respetable plagado de ejecutivos de la compañía.
Más. ¿Considera cicatrizadas las heridas de sobornos y corrupciones del pasado? Löscher reconoce que Siemens tuvo su crisis pero afirma con contundencia que la limpia ya se ha realizado y que hoy Siemens es un modelo. Es más, se muestra orgulloso de ser la compañía número uno en el Dow Jones Stability Index.
Por último hay que destacar que expresamente ha afirmado su nula voluntad de regresar a la nuclear y su también nula voluntad de entrar de nuevo en el conflicto Siemens y la nuclear francesa Areva.
Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com