El popular alcalde de Oviedo, Gabino Lorenzo, convoca un concurso público para adjudicar el suministro eléctrico del Consistorio. Responde, de esta forma, al presidente del Principado de Asturias, Vicente Álvarez Areces, por la venta de la participación de Cajastur en Hidrocantábrico a la portuguesa EdP
El ambiente está caldeado en Asturias, tras la venta de la participación de Cajastur en Hidrocantábrico a la portuguesa pública EdP el pasado 30 de julio. Los populares acusan a los socialistas de haber "desasturianizado" Hidrocantábrico. Critican la falta de compromiso socialista por la industria estratégica nacional. Y dirigen los dardos al presidente del Principado de Asturias, Vicente Álvarez Areces, porque él es el máximo responsable de las decisiones de Cajastur. Los populares responden sometiendo a concurso público el contrato de suministro eléctrico del Ayuntamiento de Oviedo. Si quieres liberalización, toma taza y media.
La historia reciente de Hidrocantábrico es como la de la falsa moneda: ha ido de mano en mano hasta definir su núcleo duro. El anterior Gobierno popular vetó la entrada de Unión Fenosa porque entendió que existía riesgo de concentración en el sector. Entonces, se desató una guerra de OPAs entre la pública portuguesa EdP y la pública francesa EdF.
Ganaron los portugueses, pero sólo parcialmente. EdP se hizo con el 29,5% del capital. Pero el Gobierno suspendió los derechos políticos, ya de por sí mermados por los estatutos. El entonces ministro de Economía, Rodrigo Rato, exigió reciprocidad al Ejecutivo portugués. Más allá del desarrollo del mercado eléctrico ibérico, Rato quería compromiso de privatización y liberalización del mercado portugués, así como la posibilidad de que Iberdrola se hiciera con algunos activos.
Finalmente, ni lo uno ni lo otro. El proceso de privatización y liberalización del mercado transcurren más lento de lo previsto e Iberdrola no sólo no tiene las puertas abiertas, sino que goza de una abierta animadversión por parte del Gobierno luso.
No obstante, el PSOE no parece especialmente preocupado. Al contrario, el barón socialista en Asturias, Álvarez Areces, optó por la venta de la participación del 17,5% de Cajastur en Hidrocantábrico a EdP. Junto a la enajenación de los paquetes de la aseguradora Caser (4,1%) y de la compañía EnBW (34,6%), EdP se hizo con el 95,7% del capital. A cambio, Cajastur pasaba a ser cola de león controlando entre un 5,4 y un 5,8% de EdP.
El presidente de Cajastur e Hidrocantábrico, Manuel Menéndez, apuntó que esta operación permite estrechar las relaciones operativas entre dos compañías con "estrategias e intereses complementarios". Un brindis al sol cuando la participación de Cajastur queda en un testimonial 3,1%. Por otra parte, el supuesto derecho de veto de Cajastur para garantizar la continuidad de las relaciones de Hidrocantábrico con Asturias no termina de convencer a los populares.
Por eso, el alcalde de
Lorenzo ha vestido su decisión de liberalismo y apertura a la competencia del libre mercado. Pero su gesto es político, no gerencial. Censura la falta de sensibilidad socialista con los sectores económicos estratégicos. Y este no es más que un ejemplo, porque el ministro de Economía, Pedro Solbes, ya se ha mostrado partidario de suprimir las acciones de oro, lo que dejaría a las privatizadas a la intemperie del mercado.
La inercia liberal resulta curiosa en un partido que presume de "social". Y la política social incluye eficiencia en la gestión, pero también protección para la economía local. Algo que ni Álvarez Areces ni Solbes parecen entender muy bien.