• Se refería el Santo Padre a que el diablo se presenta en los "momentos difíciles, aun cuando el camino de la vida tropieza con problemas y obstáculos que parecen insuperables".
  • Frente a ello, "nosotros seguimos a Jesús, pero sobre todo sabemos que él nos acompaña y nos carga sobre sus hombros: en esto reside nuestra alegría".
  • Una alegría unida a la Cruz: "La cruz de Cristo abrazada con amor nunca lleva la tristeza, sino la alegría de ser salvados y de hacer un poco de lo que ha hecho Él el día de su muerte".
  • Y a los jóvenes: "Vosotros no os avergonzáis de su cruz; más aún, la abrazáis porque habéis comprendido que la verdadera alegría está en el don de sí mismo".
  • El Papa denuncia las "heridas inflige el mal a la humanidad!", como el  "amor al dinero, poder, la corrupción, las divisiones, los crímenes contra la vida humana y contra la creación".
Ayer el Santo Padre celebró el Domingo de Ramos en la Plaza de San Pedro. Vamos a resumir el mensaje que transmitió en la homilía, que recogió Zenit.

Una vez más, el Papa Francisco se ha acordado de los pobres y necesitados, al hilo de lo que cuenta el evangelio, que la gente salía a los caminos alabando al Señor, agitando palmas y ramos: "Se respira un clima de alegría. Jesús ha despertado en el corazón tantas esperanzas, sobre todo entre la gente humilde, simple, pobre, olvidada, esa que no cuenta a los ojos del mundo. Él ha sabido comprender las miserias humanas, ha mostrado el rostro de misericordia de Dios, se ha inclinado para curar el cuerpo y el alma. Este es Jesús".

El Santo Padre también quiso ayer destacar la importancia de la alegría y la esperanza para los cristianos: "No seáis nunca hombres, mujeres tristes: un cristiano jamás puede serlo. Nunca os dejéis vencerpor el desánimo. Nuestra alegría no es algo que nace de tener tantas cosas, sino que nace de haber encontrado a una persona, Jesús; que está en medio a nosotros, nace del saber que, con él, nunca estamos solos, incluso en los momentos difíciles, aun cuando el camino de la vida tropieza con problemas y obstáculos que parecen insuperables y ¡hay tantos!".

Otra vez, el Papa Francisco ha advertido contra las tentaciones del demonio: "Y en este momento viene el enemigo, el diablo enmascarado de ángel tantas veces e insidiosamente nos dice su palabra. No lo escuchéis, sigamos a Jesús. Nosotros acompañamos, seguimos a Jesús, pero sobre todo sabemos que él nos acompaña y nos carga sobre sus hombros: en esto reside nuestra alegría, la esperanza que hemos de llevar en este mundo nuestro. Y por favor, no os dejéis robar la esperanza, no os dejéis robar la esperanza que nos da Jesús".

Pero, todo ello, según el Romano Pontífice, unido a la Cruz: "Jesús entra en Jerusalén para morir en la cruz". (…) "¿Por qué la cruz Jesús toma sobre sí el mal, la suciedad, el pecado del mundo, también el nuestro, el de todos nosotros y lo lava, lo lava con su sangre, con la misericordia, con el amor de Dios. Miremos a nuestro alrededor: ¡cuántas heridas inflige el mal a la humanidad! Guerras, violencias, conflictos económicos que se abaten sobre los más débiles, la sed de dinero, que después ninguno lo puede llevar con sí, debe dejarlo". "Amor al dinero, poder, la corrupción, las divisiones, los crímenes contra la vida humana y contra la creación. Y también, cada uno de nosotros lo sabe y lo conoce, nuestros pecados personales: las faltas de amor y de respeto a Dios, al prójimo y a toda la creación. Jesús en la cruz siente todo el peso del mal, y con la fuerza del amor de Dios lo vence, lo derrota en su resurrección. Este es el bien que Jesús nos hace a todos nosotros sobre el trono de la cruz. La cruz de Cristo abrazada con amor nunca lleva la tristeza, sino la alegría, la alegría de ser salvados y de hacer un poco de lo que ha hecho Él el día de su muerte".

Asimismo, el Papa Francisco quiso dirigirse ayer de manera especial a los jóvenes: "Queridos jóvenes, os imagino haciendo fiesta en torno a Jesús, agitando ramos de olivo; os imagino mientras aclamáis su nombre y expresáis la alegría de estar con él". "Con Cristo el corazón nunca envejece. Pero todos sabemos, y vosotros lo sabéis bien, que el Rey a quien seguimos y nos acompaña es un Rey muy especial: es un Rey que ama hasta la cruz y que nos enseña a servir, a amar. Y vosotros no os avergonzáis de su cruz. Más aún, la abrazáis porque habéis comprendido que la verdadera alegría está en el don de sí mismo y que Dios ha triunfado sobre el mal precisamente con el amor. Lleváis la cruz peregrina a través de todos los continentes, por las vías del mundo". "Aguardo con alegría el próximo mes de julio, en Río de Janeiro. Os doy cita en aquella gran ciudad de Brasil. Preparaos bien, sobre todo espiritualmente en vuestras comunidades, para que este encuentro sea un signo de fe para el mundo entero. Los jóvenes deben decirle al mundo: es bueno seguir a Jesús, es bueno ir con Jesús, es bueno el mensaje de Jesús, es bueno salir de sí mismo a las periferias del mundo y de la existencia para llevar a Jesús. Tres palabras: alegría, cruz, jóvenes".
 
José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com