Abandonó el automóvil en medio de un atasco, en la principal arteria de Madrid
Al director general de Tráfico, Pere Navarro, ese padre de todos los españoles, que se ha convertido en la Hacienda Bis de la Administración española, dado lo que recauda por sanciones de tráfico, no le gusta conducir, pero sí ser puntual. Quizás por ello, a las 14.00 horas del miércoles 17, perdió los nervios en pleno Paseo de las Castellana de Madrid, abandonó el coche que conducía su acompañante –un Peugeot 407, negro, para ser exactos-, cometió la temeraria imprudencia de bordear los automóviles detenidos en la calzada y perpetró el muy poco ecológico pisotón de las flores que adornan el parterre que separa los viales de la principal arteria madrileña.
Luego, para demostrar que no desprecia las normas de tráfico, ni las de urbanidad, ni las ecológicas, dejó bien claro que tampoco tiene mucho de socialista –al menos de austeridad socialista-, dado que entró a comer en el restaurante del Hotel Hesperia, uno de los más caros de la capital.
Ningún número de la Guardia Civil de Tráfico, ni de la Policía Municipal le llamó al orden. Tampoco a su chófer y escolta, que fumaba mientras conducía. Por menos de eso, agentes a las órdenes de don Pere han multado a algún automovilista, al considerar que había riesgo para la conducción o quizás por temor a la ley anti-tabaco.