Considera que no puede estar al quite de las declaraciones políticas. Al fondo, la politización del Banco de España por parte del Gobierno Zapatero. Además, el gobernador MAFO aprovecha la coyuntura para presionar a las entidades e introducir el sistema anglosajón: no a la inversión en industria. Es cierto que algunas entidades prestaron demasiado dinero a promotores inmobiliarios y, por ejemplo Caja Madrid, titulizaron en exceso y jugaron demasiado al capital-riesgo, pero su mora se sitúa por debajo de la mitad de la media europea y, por el momento, es la envidia del mundo
No es estrictamente necesario decir necedades por el hecho de estar en campaña electoral. Eduardo Zaplana, portavoz parlamentario del PP, ha dado la razón al Financial Times, periódico que considera un divertimento ocasional arrearle un zurriagazo a España.Recientemente se le dio a la banca española, mucho más solvente y rentable que la británica, y confundió la gimnasia con la magnesia. Dicho de otra forma: el problema de España es que es un país muy endeudado, que vive del ahorro ajeno, lo que no es bueno en plena crisis de liquidez. Ahora bien, una cosa es que a España le falte ahorro y otra cosa es que su sistema bancario no sea solvente. Con una mora por debajo del 1%, tras cinco subidas consecutivas, es una broma pensar que los bancos españoles tengan problema.
Pero entonces va Zaplana, precisamente él, y le da al pico: El Banco de España estaría ocultando datos sobre los problemas de bancos y cajas de ahorros, justo horas antes de que el Barclays haya reconocido su calamitoso estado, justo días después de que los grandes bancos y cajas españoles hayan presentado unos resultados sencillamente magníficos.
Tras la genial metedura de pata del amigo favorito de Pedro José Ramírez, sale a escena su jefe de filas, don Mariano Rajoy, a "arreglarlo", y, muy serio, le exige al supervisor que defienda a los bancos de los ataques de los medios de comunicación. No hombre, no, señor Rajoy, de los ataques de su subordinado valenciano, don Eduardo.
Vamos a ver, la banca española tiene dos problemas, que son muchos menos de los que tiene la economía española y muchos menos de los que sufre la economía de los españoles, con unos salarios que pierden poder adquisitivo, una inflación fuerte y el paro despuntando. El primer problema es el crédito a promotores inmobiliarios. El segundo es que ha colaborado a la burbuja especulativa (¿Necesitamos recordar, una vez más, que la crisis actual no es de hipotecas basura sino de bonos-basura emitidos con la garantía de dichas hipotecas, es decir, otra burbuja para la historia de la especulación?) a través de la titulización, no sólo de créditos hipotecarios, sino de créditos concedidos a fondos de capital-riesgo, verdaderas termitas del tejido industrial español. El caso típico es la Caja de Ahorros de Madrid, que financió no menos de 12 operaciones de capital-riesgo y titulizó por valor de más de 2.000 millones de euros, en operaciones como Bodybell, Panrico, Dinosol Supermercados, Applus, Fadesa, Télédifusion de France (TDF), Iglo, Birds Eye, ProSieben, Vivarte, Kion y H.C. Starck.
Aquí, la manga ancha del Banco de España puede consistir en permitir que esas operaciones no se contabilicen como créditos en entredicho sino como cartera de inversión, lo que exigiría una minusvalía mucho menor. En cualquier caso, la crisis ya ha servido para algo: bancos y cajas han dejado de paquetizar o titulizar a toda velocidad: menos especulación.
Mal Eduardo Zaplana, que ha metido la pata hasta las corvas, pero mal también el Banco de España. En la mañana del miércoles, desde el emisor salía la misma consigna: no defenderemos la solvencia del sistema porque no estamos dispuestos a entrar en campaña electoral o salir al quite de cualquier declaración política. Discutible, sin duda, porque bastaría que el supervisor reconociera la solvencia del sistema para acallar todo tipo de rumores.
Ahora bien, al fondo de todo este rifirrafe late otra cuestión. Con el nombramiento de Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO) como gobernador, el Gobierno Zapatero politizó una de las instituciones menos politizadas de un país extraordinariamente politizado -no hay más que reparar en su hermano gemelo, la CNMV-, como era el regulador bancario. Por vez primera no se negoció con el Partido Popular y ni tan siquiera se cumplió la norma no escrita de que al Gobernador le nombra el Gobierno y al subgobernador el principal partido de la oposición. Una muestra más de talante de ZP que ahora el PP le devuelve con la desacralización de la figura del Banco de España, convertida en una pieza más del juego político.
Pero, por lo demás, nada preocupante. Eso sí, como denunciaba el gratuito económico Negocio: el supervisor aprovecha que el Pisuerga pasa por Valladolid para conseguir una de las obsesiones del gobernador Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO): que bancos y cajas adopten el sistema anglosajón y no inviertan en industria. Especialmente las cajas, a quien MAFO desearía ver convertidas en sociedades anónimas. Algo suicida para un país como España, que apenas cuenta con multinacionales dignas de tal nombre y cuyo núcleo de referencia suelen ser, precisamente bancos y cajas de ahorros.
Por lo demás, todo está en orden en el sistema bancario. Muchos piensan que gana incluso demasiado dinero.