Sí, es triste que por algún fallo en los sistemas de protección una de las auxiliares de enfermería que atendió a uno de los misioneros atendidos en Madrid tenga el ébola.

Pero también lo es la reacción de las fuerzas vivas. La izquierda a lo suyo, el poder: que dimita la ministra, y el presidente del gobierno y SM el Rey. La TV a lo suyo, el sensacionalismo: al parecer, hasta Barack Obama está muy preocupado por el ébola en España. Esto es definitivo.

Ante el primer contagio de virus en España hemos reaccionado como siempre: mordiéndonos unos a otros... salvo a Excalibur

Y el hortera Pedro Sánchez habla de la necesidad de 'rigurosidad' (Sesión de Control al Gobierno). Al parecer, el ébola le preocupa tanto que no le basta con exigir rigor y exige rigurosidad. Y el final más genial de todos lo protagoniza el inefable secretario general del PSOE cuando le pregunta a ese estafermo ideológico que es Mariano Rajoy si tiene controlado el virus. ¡Pero si el virus no vota al PP!

Luego están los mercados financieros, los más histéricos que Rajoy y Sánchez juntos. Bajan las aerolíneas y los turísticos y probablemente baje toda empresa que cuente con algún trabajador que haya veraneado en Nigeria, Liberia o Sierra Leona. Para empezar.

Españoles: más entereza y menos histeria frente a una pandemia. Insistimos: una nación se justifica por sus ideales comunes y por su resistencia al dolor, por la forma en que se enfrenta, por ejemplo, a un virus contagioso: con serenidad y sin cainismo.

Y luego está lo mejor, el perrito de la auxiliar. Hemos de salvar a Excalibur. Enternece la movilización popular para que no sacrifiquen a la presuntamente infectada bestezuela. Podemos sacrificar a misioneros y auxiliares de enfermería, pero a Excalibur nunca jamás. ¡Qué país, Miquelarena!

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com