El título resulta descriptivo de lo que vemos en pantalla: un melodrama romántico sobre el viaje que inicia una mujer en crisis para encontrarse a sí misma.
Reconozco que cuando los responsables de marketing de una película la venden como un viaje emocional suelo pensar: más de lo mismo, es decir, postales bonitas con poca profundidadPues bien, siento comunicarles que Come, reza, ama no rompe esa tónica. Claramente realizada para lucimiento de Julia Roberts, la búsqueda de equilibrio vital a la que aspira el personaje que interpreta se traduce en una película tan bella a la vista como liviana
Basada en una autobiografía de una norteamericana llamada Elisabeth Gilbert, lo más agradable de la película es ese viaje por parajes maravillosos de Italia, India o Bali. En ese periplo la escritora, dando vueltas a sí misma hasta el mareo, encuentra amigos agradables a los que describe casi de puntillas, a excepción del personaje interpretado por Richard Jenkins, un texano lleno de remordimientos. Pero llama la atención que en todos los lugares donde pernocta un tiempo, nuestra heroína repara más en el tipismo y los tópicos que en la propia idiosincrasia del país y sus gentes. De tal forma que la presumible búsqueda de Dios que hace la protagonista es tan superficial y poco consistente como el resto del relato, como si se tratara de una mera cuestión de forma y no de fondo.
En cuanto a Javier Bardem, personalmente no acabo de verlo en su corto papel de galán encantador.
Para: Jovencitas románticas que les gusten las películas pastelones