Segunda parte de la gran estafa científica de las células embrionarias, es decir, del matadero de embriones humanos, esto es, de la utilización de personas como cobayas de laboratorio. Ahora toca en Oregón.

Por cierto, lo de células embrionarias es una chorrada inmensa... e interesada. No existen células embrionarias: existen embriones. Lo que ocurre es que si afirmas que te estás cargando un embrión, que es quien paga las veleidades de los científicos que juegan a ser Dios, corres el peligro de que hasta el profano entienda que te estás cargando un ser humano. Las células embrionarias no son más que las células del embrión, como su mismo nombre indica.

Pues bien, gran avance científico en Oregón: científicos capitaneados por Shoukhrat Mitalipov (en la imagen) obtienen mediante clonación células madre embrionarias. Naturalmente, los canales de TV nos informan de que esto abre grandes esperanzas a la curación de enfermedades como el Parkinson, la esclerosis múltiple, patologías cardiacas o lesiones de médula espinal. No hablan del mal de ojo y la depresión producida por el paro pero todo llegará.

Miren ustedes, Mónica López Barahona, una de las mejores especialistas españoles en investigación genética, explica el experimento de Oregón de forma muy clarita, para Hispanidad: esto no es más que una forma distinta de trocear embriones, en este caso, y esta es la única diferencia, no los embriones humanos sobrantes de la fecundación artificial sino los fabricados por el sistema Dolly. Ocurre que con la utilización de embriones FIV no sólo no se ha curado ni un resfriado sino que se han producido tumoraciones. Por decir algo, el ex ministro de ZP, Bernat Soria, no ha conseguido curar ni una gripe pero se ha forrado de dinero y llegó a ministro. Lo mismo ocurre con lo que prometen los de Oregón.

Por contra, la investigación ética, que no mata a nadie, como es lo de las células madre adultas, sí han curado enfermedades. Por ejemplo en la reconstrucción de tejidos infartados, tráqueas, etc.

Y la prueba de que estamos ante una estafa científica -y estafa homicida- es que ahora mismo existen en el mundo 4.000 proyectos de investigación con células madre adultas y ni uno sólo con células madre embrionarias. Lo que ocurre es que a estos estafadores de la ciencia se les había acabado el chollo de los embriones sobrantes y ahora quieren machacar a otro tipo de embriones humanos para seguir obteniendo gloria y subvenciones. A la vuelta de unos años seremos testigos de la nueva estafa.

Y sí, también hay clonación. Ojo, la clonación es el producto de la soberbia científica, que juega a ser Dios. Los estafadores de Oregón se han visto obligados a recordar que ellos no quieren clonar seres humanos.

Por cierto, los fautores de Oregón advierten que no harán clones humanos. Claro, es que lo de la clonación, si es posible, asusta más al público que lo de la utilización de embriones humanos. Aunque no debería, porque es más grave matar a un hombre que repetirlo.

Pero algunos científicos no pueden resistirse a la antigua tentación de Satán: "Seréis como dioses". Y entonces juguetean con la clonación.

Otra 'grosem chorradem', dado que aunque consigan clonar a un ser humano -y asusta pensar lo que pueda salir de ahí- nada habrán cerrado. La función de Dios es crear de la nada, no transformar lo ya creado. A lo mejor, le sale un Frankenstein. Un mito literario, por cierto, ya experimentado en la realidad por los llamados bebés-medicamento, Frankenstein a la par que víctimas propiciatorias.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com