En su afán modernizador y liberalizador, el Gobierno chino ha abierto sus principales bancos al inversor extranjero. La verdad es que la tiranía más grande del mundo parece empeñada en demostrar que se pude practicar el capitalismo y el libre mercado sin necesidad de restar los derechos humanos. Y lo cierto es que parece a punto de conseguirlo.

Así, mientras la prensa occidental, siempre tan condescendiente con China, a la que consideran, y lo es, un gran mercado, alaba los 'aires liberalizadores' del gigante chino, los dirigentes de la dictadura comunista, que tiene en sus manos a la quinta parte de la humanidad, sigue masacrando cualquier tipo de libertad religiosa o de pensamiento (ver www.persecucioncristiana.com).

Claro que al empresario occidental no parece importarle mucho. A los políticos, tampoco. Un mercado de 1.000 millones de chinos acalla cualquier remordimiento. 

De puertas adentro, el esquema sigue siendo el mismo. La enorme estructura corrupta del Partido Comunista Chino se alimenta ahora, principalmente, de licencias de importación. La más mínima licencia en una población de ese calibre, convierte a los millonarios chinos, dirigentes comunistas en su mayoría, en multimillonarios de primera línea, aunque no aparezcan en los ranking, porque no les interesa.