El primer día que el nuevo presidente de Repsol YPF llegó a su despacho, ubicado en el madrileño Paseo de la Castellana, lo hizo a las 7:45, hora local española. Para su sorpresa, encontró allí a los responsables de seguridad, por lo que se decidió a visitar el edificio y a intentar aprender cómo funcionaba el teléfono.
El personal subalterno no tardó en aparecer, a partir de las 8:00 horas. Pero su sorpresa fue mayor a medida que pasaba el tiempo, porque el primer miembro del equipo de dirección se dejó ver en la sede central cuando el reloj marcaba ya las 9:30 horas.
Ahora ya no es igual, y Brufau tendrá que hacer un buen regalo de Navidad para no excitar los ánimos más de lo debido. Por el momento, suspenso en popularidad.