Los resultados del 14-M hablan de un bipartidismo sólo combinado con unos localismos, muchas veces estrafalarios, que se aprovechan de un sistema en la que prima la concentración geográfica del voto en pequeños territorios.
De otra forma, el sistema tiende hacia la desideologización progresiva y el empobrecimiento de los idearios. Por ejemplo, los resultados de las formaciones verdes (muchas de ellas subsumidas dentro del gran magma progre, sea en el PSOE o en Izquierda Unida), así como los de Familia y Vida no han podido resultar más pobres. Y resulta que la ideología ecologista y la defensa de la cultura de la vida son las 'ideologías' que debieran tomar el relevo de una izquierda y una derecha que no saben lo que son la izquierda ni la derecha.