Estado de Nevada, año 1860. La independiente Vivienne Le Coudy empieza una relación amorosa con el inmigrante danés Holger Olsen y juntos se marchan a vivir a una casa solitaria a las afueras del pueblo de Elk Flats  pero, cuando comienza la Guerra de la Secesión y Olsen decide enrolarse. Vivianne se queda sola en ese inhóspito lugar, aunque acude a trabajar en la tasca del pueblo, cuyo alcalde es el corrupto Rudolph Schiller que tiene como socio al poderoso y amoral ranchero, Alfred Jeffries.  

Segunda incursión como director del famoso actor Viggo Mortensen (siempre recordado por su papel de Aragorn, en la trilogía de El señor de los anillos). Si en la primera, Falling, optó por realizar un drama familiar intimista, en esta se ha decantado por un western crepuscular.

La visión que ofrece Viggo del salvaje Oeste es realista y muy alejada de la mirada idealizada de algunas de las grandes películas del Oeste, salvo el personaje de la protagonista, Vivianne que, a pesar de ser muy carismático, parece una mujer contemporánea y no del siglo pasado por las ideas que manifiesta.  En ese contexto, como dice el editor del maravilloso western El hombre que mató a Liberty Valence, Viggo “no recrea el Oeste como fue sino como debería haber sido”, de ahí el atractivo de una mujer fuerte, capaz de afrontar todas las dificultades y esperar al hombre que siempre había deseado a pesar de haberse marchado a la guerra. Eso si,  en Hasta el fin del mundo vemos las duras condiciones para sobrevivir en zonas agrestes, donde lo más complicado era la permanente corrupción y la dificultad por imperar la ley.

Curiosamente y aunque uno de los temas más recurrentes del western, la venganza, queda supeditado a la historia de amor.

Viggo Mortensen que es, además de guionista, director, coprotagonista y compositor de la banda sonora, ha contado con el talento de la actriz luxemburguesa Vicky Krieps, vista en La emperatriz rebelde.

Para: los que les gusten los western crepusculares bien interpretados.