Quinientos años después de que fuera herido en Pamplona y decidiera dedicar su vida a Dios, cuatro peregrinos (Mbassa, Iñaki, Iñigo y Marta)  y su guía, el sacerdote jesuita, José Luís Iriberri recorren el camino que realizó San Ignacio de Loyola desde Azpeitia a Manresa, un total 662 kilómetros, ya que el santo tenía intención de embarcarse para peregrinar a Jerusalén. Un camino repleto de santuarios, arte y parajes naturales preciosos que discurre por las comunidades del País Vasco, Navarra, La Rioja, Aragón y Cataluña. Un documental para revisar ese camino mucho menos conocido que el de Santiago.

Como es habitual en los documentales, para hacer más atractivo el contenido se recurre a testimonios no solo de los peregrinos, sino de todos aquellos que les explican el arte, la gastronomía y las costumbres de los lugares por donde atraviesan. Paradójicamente se habla poco de la figura de San Ignacio, y de su espiritualidad, y de esos Ejercicios Espirituales que comenzó a desarrollar mientras hacía este recorrido y que,  lógicamente, deberían estar en el germen fundamental del contenido de esta producción por estar respaldada  por  la Casa Provincial de los Jesuitas. 

Descubrimos a través de este viaje, santuarios y lugares excepcionales que dan ganas de visitar. Aunque sigue asombrado que los que se convierten en guías en las localizaciones de Cataluña hablen el idioma de esa comunidad a los cuatro peregrinos de distintas procedencias, una de ellas africana. Ni hablando de San Ignacio y de su labor parece olvidárseles sus reivindicaciones nacionalistas.

Como en el camino de Santiago, los peregrinos comparten camaradería y una experiencia única, pero que no logra transmitirse al espectador.