De la Cierva y García-Legaz ocupan silla en el Consejo de DIA, pero solo uno podría sentarse en la principal
Este miércoles, era el día D para DIA, tras la Junta General de Accionistas, el ruso Mikhail Fridman controlará el grupo a precio de saldo, pues ha ganado la primera batalla (los accionistas han respaldado su propuesta), pero aún le queda una segunda: negociar la deuda con la banca acreedora que lidera el Santander. En este escenario conviene destacar que el CEO, Borja de la Cierva, está bien visto por la entidad, mientras Jaime García-Legaz (cuya ratificación y reelección ha sido aprobada por la Junta) goza del favor del ruso, ¿quién será el nuevo presidente?
La Junta ha transcurrido en un ambiente más o menos tranquilo, a pesar de los reproches de algunos accionistas, y con menor afluencia que otras veces (el quórum ha sido del 54,3% del capital y más de la mitad -29,01%- correspondía a la sociedad del inversor ruso, LetterOne). En el exterior de Casa de América, CCOO y trabajadores han protestado por el ERE que ya se está negociando y algunos supermercados han hecho huelga.
El quórum asistente a la Junta ha sido del 54,3% del capital, del que más de la mitad -29,1%- correspondía a LetterOne. ¿Comprenden por qué ha ganado?
Como saben, la propuesta de Fridman engloba el lanzamiento de una OPA a 0,67 euros por acción, superando ligeramente la actual cotización (0,63 euros) pero muy por debajo de lo que valía a mediados de enero del año pasado (4,4 euros), y una ampliación de capital de 500 millones. Dicho aumento, según el comunicado de DIA, está sujeto a dos condiciones:
- La efectiva liquidación previa de la OPA y el nombramiento de una mayoría de miembros del Consejo propuestos por LetterOne.
- Alcanzar un acuerdo entre la sociedad y las entidades acreedoras titulares de la deuda bancaria que permita una reestructuración o refinanciación de la misma. O sea, una quita.
Lo que está claro es que, sí o sí, habrá reducción de plantilla y de perímetro, con el fin de bajar los gastos. El ERE anunciado afectaba en un principio a 2.064 trabajadores e iba a implicar el cierre de 287 tiendas, pero ya han empezado las negociaciones y la cifra de despidos se ha reducido un 2% hasta los 1.536 empleados. Asimismo, no hay que olvidar que el grupo cerró 2018 con un total 6.157 tiendas, de las que 3.547 son franquicias y 2.610 propias. Y dado el resultado de la Junta, franquiciados y trabajadores están muy descontentos.
Sí o sí, habrá reducción de plantilla y de perímetro: franquiciados y trabajadores están muy descontentos
No ha sido el caso del Consejo, que finalmente ha cedido y ha ofrecido su colaboración tanto a LetterOne como a la banca acreedora para continuar trabajando con la máxima celeridad posible a la luz de los exigentes plazos a los que se enfrentan. Es más, De la Cierva ha respondido ante varias preguntas de los accionistas que “el Consejo no ha conocido actividad de LetterOne relacionada con la depreciación de la acción” .
Al mismo tiempo, el consejero ejecutivo de DIA, Miguel Ángel Peinado (cuya ratificación y reelección ha sido rechazada) ha reconocido que ningún miembro del Consejo tenía conocimiento de las prácticas contables irregulares que el grupo ha denunciado ante la Fiscalía de Anticorrupción y de las que informó a la CNMV tras la investigación forense realizada con EY. Y es que solo hubo indicios de “algunos máximos responsables de la parte ejecutiva”: la investigación se saldó con medidas disciplinarias y la salida de los “máximos responsables de las áreas comerciales y financieras”.
Entre las intervenciones de los accionistas ha habido de todo: unos a favor del ruso, otros en contra de éste y del Consejo, y otros respaldando a los minoritarios. Pero muchas dudas y más de una crítica por la depreciación de la acción: “Nos han metido la mano en los bolsillos”, afirmaba uno de los intervinientes. Otros han pedido protección a la CNMV, concretamente a su presidente, Sebastián Albella, y uno incluso a los políticos para que velen por la españolidad de DIA (visto lo sucedido en Deoleo y Abertis, pierdan toda esperanza). También se ha apelado a la “resistencia heroica de los accionistas”: “vamos a perder la batalla, pero vamos a ganar la guerra”.