Lo habitual es que la cotización de una empresa baje cuando anuncia que no va a repartir dividendo. Es lógico: los accionistas buscan cobrar dividendo y si la empresa no lo reparte, venden sus acciones.

Este martes, sin embargo, ha sucedido todo lo contrario. El Gobierno ha prohibido a la banca repartir dividendo hasta, al menos, el 1 de octubre, y la cotización de las entidades, que ya estaba subiendo, se ha disparado hasta niveles insospechados. Cuando faltan dos horas para el cierre de la sesión, Santander sube más de un 4,2%, BBVA más de un 4,1%, Caixabank un 5,7%, Sabadell más de un 8,7%, Bankia un 6,4% y Bankinter un 4,5%.

Sin duda, algún banquero (y banquera) habrá respirado aliviado, no por la subida de la cotización, sino por la prohibición del Gobierno, anunciada durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. ¿Por qué? Porque la banca no está en condiciones de repartir dividendo y el Ejecutivo le ha proporcionado la coartada perfecta.

Y además se han disparado en bolsa.