• Después de poner a caer de un burro a los inmigrantes mexicanos, "violadores y narcos".
  • El excéntrico candidato republicano prepara un plan "realista y compasivo", que presentará esta semana.
  • Llega a esa conclusión, tras una reunión con un consejo de asesores hispanos.
  • El problema de Trump no es otro que los enemigos que se ha creado por sus disparates.
  • Y es consciente de su debilidad en las encuestas, sobre todo en esa comunidad.
La desfachatez de Donald Trump (en la imagen) para revertir las encuestas -que en este momento dan la victoria a Hillary Clinton- es tremenda. A tenor de sus últimos movimientos, el candidato republicano parece erigirse ahora como el mayor defensor de los hispanos. "Creo que el jueves vamos a tener un plan del que cada latino, republicano o demócrata, pueda sentirse orgulloso al ser una forma muy realista y compasiva de resolver el problema". Es la conclusión que extrae Jacob Monty, un abogado de inmigración, de la primera reunión de Trump con su recién creado Consejo Nacional Hispano de Asesoramiento, del que Monty forma parte. Con este plan, que presentará esta semana, el ahora compasivo magnate pretende ofrecer una salida a los once millones de indocumentados que residen en Estados Unidos. Pero lo cierto es que el movimiento sólo puede entenderse como una acción desesperada para seducir al electorado hispano, teniendo en cuenta que hace bien poco consideraba a los mexicanos "violadores o narcos". O mentía antes o lo hace ahora. Y a eso, sumen el muro de separación con México incluido en su programa electoral. Sea como fuere, parece que Donald Trump -acompañado de su recién nombrado equipo de campaña- ha comprendido que la población inmigrante es determinante en unas elecciones norteamericanas. Sólo los mexicanos suponen más del 11% del total de habitantes en el país. Daniel Esparza