• Ahora van a tener que negociar con sus mejores clientes, los hipotecarios.
  • Encima, con el calentón demagógico de la oposición y la salida en falso del Gobierno.
  • Y a todo esto añadan la decepción de 1,5 millones de clientes españoles.
  • El real decreto no aclara qué autoridad arbitra los procedimientos extrajudiciales.
  • Guindos defiende su alternativa y Roldán (AEB), el respeto a los derechos de las partes.
Los bancos están que trinan por la forma en que el Gobierno ha llevado a término las negociaciones sobre las controvertidas cláusulas suelo tras el fallo del Tribunal de Justicia de la UE. Básicamente por el daño de imagen para sector y, además, por las secuelas que puede dejar en el negocio hipotecario, medular en la estrategia bancaria. Es la pérdida de reputación lo que de verdad temen, más que las pérdidas. El presidente de la AEB, José María Roldán, por cierto, las ha rebajado a una horquilla demasiado amplia, entre 2.000 y 3.000 millones de euros, frente a la estimación del Banco de España (4.000 millones). Y a eso se une la coletilla insalvable: "antes de pagar, hay que mirar". En las hipotecas, de hecho, está el mejor cliente para los bancos. No sólo es un crédito lo que firma, en las condiciones que sean, sino el germen de otros muchos servicios y productos. Sobre esa herramienta pivota mucho de los demás: domiciliaciones, nóminas, fondos de inversión, renta fija y variable, seguros y un largo etcétera. Herida la fuente, por tanto, queda amenazado el río. Eso es lo que ha pasado, a juicio de las entidades consultadas por Hispanidad. El real decreto aprobado este viernes por el Consejo de Ministros sobre el mecanismo extrajudicial, que no corta la vía judicial, genera así demasiadas dudas, según esas entidades. Consideran que la campaña de imagen ha sido demasiado lesiva y, sobre todo, ha puesto al cliente en contra de los bancos (lo peor antes de negociar). A eso se añade que real decreto no aclara qué autoridad arbitra los procedimientos extrajudiciales. Se limita a decir que el Gobierno creará un órgano de seguimiento, control y evaluación de las reclamaciones, que no es lo mismo. En el entretanto, unos y otros hacen sus cuentas. El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha dado algunos detalles, como que hay 1,5 millones de afectados, y ha confirmado todo los demás respecto a la obligatoriedad del mecanismo establecido. Los bancos tendrán que hacer el cálculo sobre las devoluciones que el cliente que ha pagado de más. Y ha defendido su "alternativa", en lógica, como la mejor para que se cumpla la sentencia europea evitando el colapso judicial. La banca, por su parte, también ha expuesto sus conclusiones a través del comunicado de la AEB. "Confía" -no asegura- que el sistema respete siempre los derechos de las partes y contribuya a aclarar las dudas de los clientes. Y enfatiza, en lógica también, que los bancos cumplen y han cumplido la legislación hipotecaria. Léase, en consecuencia, que el criterio de los bancos no ha variado en el modo de interpretar una sentencia europea, muy alejada de la demagogia de PP y PSOE. Si el problema está en la transparencia del contrato, habrá que ver caso a caso qué cliente ha pagado de más -o sea, no todos- y llegar a un acuerdo. Esa realidad chocará con la probable decepción en muchos que, alentados sobre falsas expectativas, creen que podrán cobrar sí o sí. Merece la pena destacar, en ese sentido, la indignación provocada en los bancos por Pedro Saura, portavoz socialista de Economía, y la diputada Margarita Robles, por lo que dijeron en la rueda de prensa (ayer jueves) para explicar el acuerdo entre PSOE y PP. Mucha crítica para marcarse un tanto, escaso rigor sobre el marco legal español y más leña al mono para alimentar maledicencias en los cliente a costa de los malos chicos de los bancos. En eso se resumen las quejas. La diferencia entre Guindos y Roldán es que el primero no ha hecho alusión al cambio de paso que implica para las entidades, a las que ha puesto unos deberes que no querían -tienen tres meses para resolver las reclamaciones que planteen los clientes-, mientras que el segundo ha insistido en la necesidad de la seguridad jurídica en el mercado hipotecario, "que ha funcionado muy bien hasta ahora". El aviso a navegantes de Roldán tendrá un resultado poco apetecible para el consumidor -todo apunta en esa dirección-, como ya les hemos explicado: resultado final de las cláusulas suelo: hipotecas más caras. Rafael Esparza