- El presidente de la principal aseguradora española echa un jarro de agua fría al Pacto de Toledo: "El sistema de pensiones que conocemos es absolutamente sostenible, pero no con el nivel de prestaciones" actual.
- Huertas pone el dedo en la llaga en la gran estafa política del momento.
- Porque los políticos afirman que si se mantiene el empleo, las pensiones se mantendrán.
- Falso, porque no estamos ante un problema económico, sino demográfico.
- El nuevo Pacto de Toledo tendrá que acordar una bajada de las pensiones o alargar la edad de jubilación.
"El sistema de pensiones que conocemos es absolutamente sostenible, no tenemos ninguna duda, pero no con el nivel de prestaciones" actual. Son palabras que el presidente de Mapfre,
Antonio Huertas (
en la imagen),
ha pronunciado este miércoles en el 4 Congreso de Directivos, organizado por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD).
El tema es grave y por eso la ministra de Empleo,
Fátima Báñez, ha recibido este miércoles a los portavoces del
Pacto de Toledo. Y la propia ministra comparecerá ante la Comisión de Seguimiento y Evaluación el día 22 de noviembre.
El asunto urge y mucho.
Por eso, la afirmación de Huertas ha supuesto un auténtico jarro de agua fría. Además, ha puesto el dedo en la llaga, porque las pensiones son la gran estafa política del momento. Me explico: los políticos -el Gobierno y el resto- aseguran que el sistema actual es sostenible si se mantiene el empleo. Falso.
El problema de las pensiones no es económico sino demográfico. Con medidas económicas se puede solucionar el asunto un año, dos, tres... pero el problema permanece, porque es demográfico y los problemas demográficos requieren más tiempo para solucionarse.
En definitiva, el Pacto de Toledo
tendrá que decidir si baja las pensiones o alarga la edad de jubilación. Probablemente sea esto último porque bajar más las prestaciones no es posible.
Existe otra alternativa, que ha defendido Huertas: un sistema mixto en el que la pensión pública se complemente con otro vehículo de ahorro, vinculado al trabajo, que sea "cuasi obligatorio". La reivindicación no es nueva, pero sí llega en un momento clave porque el tiempo apremia: en 2007 había
8,3 millones de pensionistas que cobraban 79.000 millones de euros a los trabajadores activos, y en 2015 aumentaron hasta los 9,4 millones, que cobraron 117.000 millones.
Está claro que ni el Gobierno ni la oposición pueden seguir escurriendo el bulto y deben tomar decisiones importantes en la materia.
Pablo Ferrer
pablo@hispanidad.com