• Las lanzas se han vuelto salvas. Ni el mexicano tiene prisa por entrar en España ni Alierta por avanzar en México.
  • Y lo que es más importante: no se pisan la manguera en Iberoamérica.
  • Ambos se han dado cuenta de que su principal adversario son las telecos europeas y norteamericanas, sin olvidarse de los chinos.
  • En Brasil, Slim calla: quiere ser la otra gran teleco del país… frente a Telefónica.
  • Alierta amplía capital para Brasil: ¿Era necesario? En la compañía aseguran que los ingresos previstos en el país lo justifican.
  • Además, los ingresos provenientes de la venta de O2 tardarán en llegar.
  • Y Telefónica se ata más a Hispanoamérica.
  • Mientras, en España, el mago Gilpérez continúa en acción. 

Hay un hecho que está pasando bastante inadvertido en el enfollonado mundo de las telecos: César Alierta y Carlos Slim (ambos en la imagen) han firmado la paz. Con Isidro Fainé, vicepresidente de Telefónica y socio de Slim, como maestro de ceremonias, ambos han pasado de enemigos irreconciliables a nobles competidores: ¡Cosas veredes, amigo Sancho!

No es que sean amigos, pero puede hablarse de un entendimiento, conseguido gracias a los buenos oficios del presidente de Caixabank, que tiene a ambos en el Patronato de Fundación Caixa, codo con codo.

Así que las lanzas se han vuelto salvas entre Alierta y Slim, entre Telefónica y Telmex. No significa ningún acuerdo anticompetencia pero, por ejemplo, Slim no ha puesto pegas -esta vez no- a la consolidación de Telefónica en Brasil. Es más, ha dejado de quejarse de tener cerradas las puertas en España y, también sorprendente, Alierta ya no presiona con la misma intensidad que antes para consolidarse en México. Oiga, y no se pisan la manguera en Iberoamérica, donde ambos son los dos principales operadores y donde Telefónica sigue las rutas del viejo mundo hispanoamericano.

Por cierto, que Alierta ha lanzado una ampliación de capital de 3.000 millones de euros para financiar la compra de GVT. ¿Era necesario? En Telefónica advierten que sí, al menos por dos razones. En primer lugar, porque cada palo debe aguantar su vela, cada operación debe rentabilizar la inversión y la financiación de la misma. Además, no se podía esperar a cobrar lo que Hutchinson va a pagar por O2, cerca de 14.000 millones de euros (un chollo, por cierto: en el mejor momento de la paridad libra-euro).

Sin embargo, siempre queda la sombra de la duda porque toda ampliación precisa más dividendo. Por de pronto, antes de la reunión de urgencia convocada con los analistas, Telefónica experimentó una caída sólo ligeramente por debajo del Ibex 35. Por ahora, nada preocupante.

Brasil sigue siendo, pues, el Dorado de Iberoamérica en su conjunto, a pesar de la inestabilidad de Venezuela o de la caída de las monedas locales. Tanto América Móvil como Movistar saben que son líderes en aquella zona y que sus adversarios son las telecos europeas y anglosajonas. Alierta recordará mucho tiempo lo que le hicieron en Londres, cuando los ingleses prefirieron a alemanes y franceses antes que a la mejor y más sensata oferta española.

Y en España el mago Gilpérez continúa haciendo lo que mejor sabe hacer y lo que, probablemente, se vea obligado a hacer: prometer más banda por el mismo precio… pero con el pequeño detalle de no especificar ni el cuándo ni el cómo. Si no nos quieren en Europa volvámonos a Iberoamérica.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com