José María Aznar inventó el centro-reformismo cuando se negó a luchar por los principios cristianos, por la vida del no nacido, por ejemplo, siempre miedoso de que le quitara votos.

Al final, descubrimos  que el centro reformismo aznariano era el centro de la nada. Ni era liberal ni era católico: no era nada, sólo una maquinaria para mantenerse en el poder. Ni era cristiano ni era ateo ni tan siquiera agnóstico: era el centro de la nada.

Total, que Casado se decolora: se declara centro-reformista y arremete de nuevo contra Vox. Ha comenzado su declive.

El líder del PP recoge los eslóganes de 2000 y de 2012: la ‘fuerza del centro’ y ‘centrados en ti’, frente al nacionalismo y el populismo.