La previsión no se ha cumplido. El argumento del miedo utilizado por Carlos Torres durante la OPA no ha tenido lugar y las acciones del Sabadell no se han desplomado más allá de los ajustes típicos del mercado en situaciones similares.

Hablamos de una caída inicial -viernes 17- del 6,8%, esto es, de 3,23 euros a 3,01 euros por acción, un valor que no veíamos desde finales del mes de julio y que no ha tardado en recuperarse: el banco que preside Josep Oliu ha cerrado la semana en los 3,09 euros por título, un 4,3% por debajo del valor del jueves 18, víspera del fin de la OPA.

Pero el problema para el BBVA no es ese, sino el poco entusiasmo que ha despertado el anuncio de un nuevo y “significativo” programa de recompra de acciones, que se suma al reparto -7 de noviembre- del mayor dividendo a cuenta de la historia del banco vasco, de 32 céntimos brutos por título, esto es, unos 1.800 millones de euros en total.

Es cierto que el banco que preside Carlos Torres repuntó un 5,9% el viernes 17, tras conocer el fracaso de la OPA y el nuevo plan de retribución al accionista, pero también lo es que la cotización de la entidad durante los últimos cinco días -de lunes a viernes- ha si plana. El entusiasmo inicial se ha quedado en eso, en apenas 24 horas de duración.

Y eso que en el comunicado post-OPA, además de lo anterior, el banco anunció que prevé disponer de 36.000 millones de euros para distribuir entre sus accionistas, hasta 2028, que no está nada mal. El mensaje no parece haber calado lo suficiente, tal vez porque no es realmente un compromiso y porque no sería extraño que el grueso de esos 36.000 millones se ejecutara vía recompra de acciones.

En cualquier caso, ha pasado una semana y Torres aún no ha asumido ninguna responsabilidad por el fracaso de la OPA. Y si no va a dimitir, como así parece, que al menos renuncie al variable correspondiente a este ejercicio. El de 2024 fue de 4,8 millones de euros, de los 8,3 millones que cobró en total. Sería lo mínimo.