El grupo Volkswagen no ha tenido tan buenos resultados en el primer trimestre como su filial española, Seat, y ha amenazado al Gobierno, aprovechando que ahora está en periodo de interinidad tras el 28-A. Laura Ros, directora general de Volkswagen España, ha advertido que si sigue la misma política en automoción, las marcas podrían irse del país.

De hecho, culpa de la caída de ventas a la incertidumbre sobre el futuro del motor de combustión y pide que regule en línea con la Unión Europea, cuya legislación es ya bastante estricta. En su entrevista en ABC, Ros exige una regulación estable que dé tranquilidad de cara a un plazo que abarca entre los próximos cinco y diez años, porque las marcas buscan entornos estables para la transformación tecnológica del sector del automóvil y las inversiones en las fábricas españolas se deciden fuera de nuestro país.

Las inversiones en las fábricas españolas se deciden fuera de nuestro país y las marcas buscan entornos estables

Al mismo tiempo, la directora general de Volkswagen quiere que el Gobierno ayude a la implantación de fábricas de baterías para coches eléctricos. Precisamente, este jueves, la Comisión Europea ha autorizado hasta un máximo de 1.200 millones de euros en subvenciones públicas para el primer consorcio europeo de baterías creado por Francia y Alemania para competir en un mercado que dominan asiáticos y estadounidenses. Además, Ros ha pedido incentivos a la compra de vehículos de bajas emisiones y que se ayude al desarrollo del coche autónomo y de las ciudades inteligentes.

Volkswagen ha tenido un beneficio operativo de 3.900 millones hasta marzo, un 7% inferior por los 1.000 millones que ha destinado a costes extraordinarios por riesgos legales asociados al ‘diéselgate’. Mientras, la facturación ha ascendido a 60.000 millones (+3%) pese a las menores entregas, gracias a la venta de vehículos más caros y al buen comportamiento de la división de servicios financieros.