Ya hemos dicho en Hispanidad que Google (y las redes sociales, sobre todo Facebook) es un parásito de la prensa -copia sus noticias-, ladrón de la prensa -le arrebata la publicidad de la que vive- y ahora censor de la prensa, aplicando el rodillo políticamente correcto.

Es decir, aquel que discrepa del progresismo imperante será silenciado, tanto por el portal de búsqueda monopolístico como por las redes sociales oligopolísticas. 

Google vive de las noticias de los medios y al mismo tiempo les arrebata la publicidad. Y sin pagarles un euro.

Lo lógico, como ocurre en otros países -ejemplo, Francia- es que Google abonara a los creadores de la información sus derechos de autor pero, empezando por el final y según fuentes de la negociación, Google no está dispuesto a pagar, al conjunto de la prensa española, ni 10 millones de euros, es decir, migajas. El portal norteamericano vive de cine en España: no paga un euro y hace un negocio magnífico con su publicidad programática, donde, encima, apenas paga impuestos al fisco.

Las dos patronales de prensa (AMI y Clabe) dicen representar a todos pero sólo buscan el beneficio de algunos… o el propio

Y también empezando por el final, al Gobierno le importa poco el asunto. Moncloa se ha puesto de perfil… pues también le tiene miedo a Google, a pesar de la famosa tasa, porque el buscador amenaza al Gobierno con marcharse del país (si lo hace, se lo aseguro, sobreviviríamos).

El asunto ha vuelto al candelero desde que Google cambió su “algoritmo”. En plata, sus criterios de búsqueda. El número de lectores de la prensa española digital cayó en picado y los editores, todos ellos en quiebra técnica, volvieron a exigir a Google que pagara por los derechos de autor que roba.

Ahora bien, Pedro Sánchez, insisto, se ha puesto de perfil. En Moncloa aseguran a Hispanidad que se trata de la negociación entre dos partes privadas. Puede ser, pero con mucha resonancia pública y uno de los pilares de la democracia que tanto pregona el sanchismo.

En resumen, que Sánchez tiene mucho poder en España pero Google tiene mucho más entre los españoles y Moncloa no quiere enfrentarse a Google.

Encima, los medios están divididos. Por una parte, esta la patronal de los grandes diarios (AMI, Asociación de Medios Informativos), que pretende negociar con Google un pago único que se repartiría entre todos los editores. Puede ver sus argumentos en este artículo de Luis Enríquez, CEO de Vocento.

Para Google, España es una colonia ubicada al norte de Gibraltar

Enfrente, se encuentra la opinión de la llamada patronal de los nuevos editores de Internet, Clabe, dirigida por Arsenio Escolar, que pretende una negociación individual de cada medio -los tradicionales de la prensa vegetal o los nuevos digitales, nacidos con Internet- con Google. Los argumentos de Escolar, apoyado por Pedro J. Ramírez, de El Español, pueden verlos aquí.

Naturalmente, lo mejor sería un esquema a la francesa. El Gobierno convoca a Google al pacto global y bajo ese paraguas cada medio, mejor, cada sector, negociaría con Google.

En cualquier caso, ambos sectores mediáticos están divididos. Clabe acusa a AMI de intentar mantener el oligopolio que regía durante el periodo de la prensa vegetal. En ese oligopolio, los pequeños sobran.

Por su parte AMI acusa a Clabe, en concreto a Arsenio Escolar, de ser un apósito de Iván Redondo y de la Moncloa, más socialista que podemita, eso es cierto (al igual que su hijo Ignacio Escolar -Diario.es- es más podemita que sociata). ¿Quién tiene razón? Ambos.

Mientras Google aprovecha la división para pavonearse: 10 millones de euros anuales como mucho. Para repartir entre todos. Una miseria. Que quede claro, para Google, España es una colonia ubicada al norte de Gibraltar.

En cualquier caso Google vive y reina: realiza un negocio multimillonario en España a costa del trabajo de la prensa y encima se permite el lujo de reducirles los lectores cuando le viene en gana -quizás por mal comportamiento- y de censurarles según los parámetros Nuevo Orden Mundial (NOM), es decir, según lo políticamente correcto. Y encima nadie se atreve a criticar a Google. Bueno, Hispanidad y algún otro loco, sí.