Es una “gran victoria de la democracia española”, aseguró el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, poeta en Nueva York. La verdad es que la gran victoria de la democracia española hubiera sido proseguir la tarea de reconciliación de las dos Españas, iniciada en la Transición, y olvidar el odio homicida de la guerra civil.

No se trata tanto de desenterrar a Franco como de destruir el Valle de los Caídos, símbolo católico… y de homologar lo católico con lo ultra

Es curioso, fue la izquierda marxista y cristófoba la que provocó la guerra civil de 1926, con su sectarismo, sus matanzas y su corrupción de la democracia (pucherazos, intimidación constante para que no gobernaran los legítimos ganadores de las elecciones etc) pero es esa misma izquierda, de corte marxista ayer, progresista hoy, la que se niega aceptar que perdieron la guerra ante Franco, así que ahora se vengan de su cadáver. No se atrevieron a pisarle el rabo al león en vida y ahora se lo pisan muerto: izquierda vengativa, resentida… y cobardona.

Si en algún lugar no se enaltece a un cadáver es en una iglesia

Y un poco chiflada, porque todavía resuenan las palabras de Carmen Calvo, el martes 24, asegurando que ahora las víctimas de Franco, “de ambos bandos”, podrán descansar con más dignidad: ¿las víctimas de los milicianos socialistas, comunistas y anarquistas también descansarán mejor  porque se trasladen los restos de Franco a Mingorrubio? ¿En serio, doña Carmen?

La excusa para la exhumación de un cadáver de hace 42 años ha sido que un dictador no puede estar en un mausoleo donde se le enaltece. Yo diría que donde menos se enaltece a un cadáver es en una iglesia.

Resulta peligroso ensañarse con la verdad: Franco no era un genocida y su dictadura fue dictablanda, por cristiana

En cualquier caso, la decisión del Supremo y la borrachera de venganza de Pedro Sánchez obliga a aclarar varias cosas:

1.La sentencia nos lleva a un mayor guerracivilismo en España, con un Pedro Sánchez vencedor de cadáveres.

Es el revival de la izquierda española, resentida, vengativa… y cobardona, que le pisa el rabo al león cuando lleva 42 años muerto.

Ojo: no se trata de desenterrar a Franco como de destruir el Valle de los Caídos, símbolo católico, con su enorme cruz, que representa un insulto para el ateísmo rampante.

El Franquismo fue un régimen bastante popular: reaccionaba contra la democracia corrupta y homicida de la II República

A la postre, se trata de homologar lo católico con lo ultra. En breve, veremos al PSOE desacralizando la basílica en nombre de la Concordia, expulsando a los benedictinos por fascistas y dinamitando la cruz de Cristo, que es lo que más les ofende.

Cunado Hispanidad preguntó a la portavoz del Gobierno Isabel Celáa si el proyecto socialistas para Cuelgamuros terminaba con la exhumación del Franco se negó a contestar.  

Y atención: otra víctima es la verdad. Franco no fue un genocida y su dictadura fue dictablanda… porque fue reacción, golpe de Estado, ciertamente, contra la democracia corrupta de la II República española.

Más guerracivilismo y un Sánchez, vengativo y cobardón, vencedor de muertos… hace 42 años. Y una vez más, el Tribunal Supremo se ha mostrado incapaz de soportar la presión, no popular, porque para la inmensa mayoría del pueblo español Franco ya no era sino una personaje histórico, como Felipe II o Carlos III, (ambos pasarían hoy por genocidas) sino por unos agitadores de salón, jaleados por una clase política progre, es decir, insustancial, que necesita justificarse ante las cámaras de televisión. 

Resultado final: más guerracivilismo en España. Y ya teníamos bastante.