Mientras, el Gobierno hace politiqueo la fecha límite se aproxima. Las pensiones constituyen el gran problema de España, un país envejecido que está pagando ya las pensiones con deuda pública, a raíz de 10.000 millones de euros mensuales, por 14 pagas. Eso es, sencillamente, un gasto insostenible.

Y la única manera de afrontarlo es lo que aún no ha propuesto -al menos que yo sepa- ningún partido político. Tienen miedo de hacerlo: podrían perder votos.

Retrasar la edad de jubilación, no al lentísimo ritmo actual sino, de una tacada, hasta los 70 años, Y que la edad oficial para convertirse en clase pasiva coincida con la real.

La herida se agranda: con el coronavirus, de los ERTE y los ERE se pasará a una nueva época de prejubilaciones masivas

Al tiempo hay que ser tajante en acabar con las prejubilaciones. Salvo causa médica, que nadie pueda jubilarse hasta la edad legal.

Este asunto se presenta ya como absolutamente urgente dado que la pandemia ha multiplicado los ERE y los ERTE, y son muchos, propietarios y proletarios, autónomos y trabajadores por cuenta ajena, que están cerrando sus negocios y solicitando alguna de las fórmulas de prejubilación.

Al fondo, lo más relevante: la actual decadencia española se percibe en que el objetivo primero de millones de trabajadores consiste en convertirse, a la mayor brevedad posible, en jubilado. O sea, un país de vibrantes emprendedores.

La decadencia española se percibe en que el objetivo primero de millones de trabajadores consiste en convertirse, a la mayor brevedad posible, en jubilado

Ya saben: jubilarse es de cobardes. Para España, ahora mismo, además, resulta suicida. La asignatura pendiente de España es el rejuvenecimiento de su población y el problema más grave de España es el gasto sanitario y el gasto en pensiones, absolutamente disparado e imposible de cubrir.

Pero sigamos hablando del Pacto de Toledo.