Nuevo Consejo de los líderes de la Unión Europea con Theresa May dentro. No ha servido para nada… naturalmente.

Por el momento, la macedonia mental es el rasgo distintivo de Europa. Tras el espejismo del Brexit se oculta el verdadero problema por el que Europa no avanza: Europa no cree en nada. Le faltan sus raíces cristianas, ergo le faltan cosmovisión y convicciones y le sobra un deseo desmesurado por la identidad, por ser algo y sentirse algo, lo que sea.

En ese algo, no podía falta la identificación nacional, de suyo buena, sea la del español, catalán o cualquier otra. La verdad es que eres español porque ‘te’ nacieron en España o catalán porque ‘te’ nacieron en Cataluña. La fe cristiana, por contra, aunque sea también un don, la elige cada cual. Por eso, los principios son ideas nucleares del ser humano, mientras que las identidades o no son elegidas o son fruslerías (ser del Madrid o del Barça).

En el caso de la Unión europea, el problema no es el Brexit sino la descristianización, que daba contenido al continente

En resumen, el drama de Europa es que no cree en nada. Por eso, la creadora de la civilización cristiana esta siendo devorada por sus criaturas.

La situación actual de Europa recuerda las palabras del muftí de Damasco: “en 50 años, sus mujeres vestirán chilaba porque nosotros (los musulmanes) creemos en algo mientras ustedes (los europeos cristianos) no creen en nada”. O el grito que tantas veces he citado en estas pantallas, de Juan Pablo II en Santiago de Compostela: “Europa sé tu misma, recupera tus raíces cristianas”.

El problema nacionalista y populista es ese. En Europa faltan convicciones y les sobran identificaciones

En el entretanto, el espejismo del Brexit oculta todo lo demás: Theresa May sigue, ha superado la moción de confianza. Pero el problema es que Europa se preocupa más de las identidades que de las ideas. El problema no es el Brexit, el problema, insisto, es que Europa ha dejado de ser cristiana. Porque las convicciones se eligen, las identidades no.

¿Qué tiene que ver la pérdida del cristianismo con el Brexit? Todo. Ideas frente a identidades. Lo que unió a la Europa de Robert Schumann fue lo mismo que unió al Sacro Imperio Romano Germánico: la fe cristiana. La cosmovisión y la moral católicas unieron a gente de diversas razas, lenguas y condiciones de vida: porque tenían algo en común su fe y su filosofía cristianas.

Europa no sobrevivirá a su macedonia mental. Y el problema también es político: nadie quiere formar parte de una macedonia mental, indefinida, amorfa, sin cuerpo.