Consejo de Ministros del viernes 14 de septiembre. Comparece ante los periodistas la ministra portavoz, titular de Educación, Isabel Celaá. La tesis de Pedro Sánchez lo ocupa todo y una crispada Isabel Celaá exige, como el padre tonto del hijo borde, que Albert Rivera y Pablo Casado “pidan perdón al presidente”. En la frontera misma del ridículo, di que sí. Y a los medios que rectifiquen, en algo que se parece mucho a un ataque de censura a la prensa.

Más tontunas: “desenterrar a Franco es algo que emociona a muchos españoles y españolas”. Palabra que no me invento anda. Lo ha dicho la portavoz del Gobierno progresista, doña Isabel Celaá. Ella, mismamente, está emocionadísima con la exhumación de una momia-cadáver de hace 43 años que, además, en algún sitio habrá que depositar, digo yo. Pero no: según el Gobierno, los españoles se han salvado de la ignominia y todos los españoles –y la españolas- suspiran de emoción. ¡Ah! y, Carmen Calvo apostilla, nos advierte: si estamos en contra de jugar a desenterrar a los muertos (la obra de misericordia consistía en enterrarlos, no en desenterrarlos) somos fascistas y amigos del “dictadooooor”.

Y poseen tanta, tantísima precisión, que no se equivocan matando civiles. Y el que los maneja, ¿tampoco se ‘equivoca’?

Bombas para Arabia: “el Gobierno es un órgano que configura su opinión de forma colegiada”. Además, resulta que no les vendemos bombas a los árabes, sino láseres de alta precisión. Y como son de alta precisión, asegura Celaá, pues no hay peligro de zurrar a ningún civil. Al parecer, quien maneja la bomba láser de gran precisión es un santo y un sabio: ni quiere matar ni se equivoca sobre a quién mata. Por supuesto, no ha habido ningún chantaje por parte del repugnante régimen wahabita de Riad.

En efecto la decisión se tomó de forma colegiada… y fue la peor decisión posible, además de la más cobarde.

El Gobierno ultraprogre tiene un plan para cargarse la escuela católica

Educación católica. Asegura la ministra de Educación, Isabel Celaá, que la futura norma de Mejora de la Calidad de la enseñanza no atenta (eso es una ‘fake-news’) contra la educación privada-concertada, es decir, contra la escuela católica. Sí, eso precisamente es lo que persigue. Por una parte, suprimiendo el principio de demanda social. Es decir, que, aunque los promotores de centros privados (católicos en su mayoría) muestren que los padres, titulares de la libertad de enseñanza, quieren un colegio concertado, el Gobierno o la Comunidad Autónoma no les harán ni caso.

Y luego está lo de exigir a los privados unas obligaciones de plantilla profesoral, etc, que los asfixie económicamente. El concierto no lo paga todo y el colegio católico cuenta con profesores vocacionales (cada vez menos, todo hay que decirlo) dispuestos a trabajar más horas por menos dinero.