Desvelada la incógnita de por qué tal proliferación de estudios en el Ministerio de Igualdad. Las protestas frente al chalet de Pablo e Irene no dejan dormir a la ministra de Igualdad. Y, claro, suponemos que tanto tiempo insomne le permite abundantes e insignes descubrimientos: desde que, por ejemplo, los varones blancos son agresores y los de color, héroes hasta que el techo de cristal es un problema, pero es más grave el 'suelo pegajoso' pasando por que "Las mujeres también somos seres racionales".

Pablo Iglesias ratificó ayer judicialmente la denuncia que presentó contra un vecino de Galapagar al que considera el instigador de las protestas frente a su vivienda y –según La Razón, fuentes jurídicas presentes en su declaración– dijo sentir «miedo» por lo que considera un hostigamiento.

Según esas mismas fuentes, el líder de Podemos se quejó en varias ocasiones de las consecuencias de esas protestas para sus tres hijos menores de edad, que tienen que escuchar «cómo insultan a su padre». Tanto el vicepresidente como la ministra declaran que el “hostigamiento” de quien consideran instigador de las protestas altera la rutina de sus hijos y que incluso algunos amigos no quieren ir a visitarles por este motivo.

Por otra parte, aunque en la querella presentada por Iglesias se precisa que el denunciado se habría encaramado al muro de la vivienda para grabar en su interior, el vicepresidente habría matizado que en realidad se subió a una piedra situada en las inmediaciones desde la que se ve su propiedad.

Conclusión: en Galapagar hasta las piedras son fachas. Por cierto, que un juez de Collado Villalba ha dictado una orden de alejamiento para el denunciado por Iglesias y Montero quien no podrá acercarse a menos de 500 metros del domicilio o del lugar de trabajo de la pareja durante el tiempo que dure la instrucción judicial y no podrá comunicarse con ellos.