Dos ruedas de prensa seguidas han tenido lugar este sábado acerca del coronavirus. Dos cuadrillas del Lechuga, ambos al mando del diestro Fernando Simón. La una, denominada por el propio director “la columna vertebral del Sistema Sanitario español” (¡Qué peligro!); la otra las fuerzas vivas, representadas por el Comité Técnico del estado de alarma: militares, policía y, aún desconozco el por qué, el Ministerio de Fomento.

Si sumamos las declaraciones de ambos, sobre todo las del Comité más científico, la primera, debemos llegar a una conclusión ligeramente decepcionante: no sabemos nada sobre el coronavirus. No sabemos ni de dónde viene ni a dónde va. No sabemos cuánto va a durar, tampoco sabemos cómo combatirlo. No sabemos nada. En estos momentos, abandonarse en mano de la Providencia no es una opción producto de la fe, sino del sentido común.

Pero algo es seguro: la crisis económica provocada por el confinamiento sí será ‘pandémica’

El doctor Simón insiste en que estamos en el pico, justo el día de más fallecidos en 24 horas. A Simón le encanta comparar porcentajes, que no es mala cosa, mientras no nos olvidemos que las cifras absolutas también tiene su enjundia. En efecto pasar de un muerto a dos es un aumento porcentual mucho mayor que el de pasar de 5.000 a 6.000, pero 6.000 muertos suman más que los 5.000 y resulta más preocupante.

Así que, según Simón, la cosa se está estabilizando.

Segunda rueda de prensa: el inefable comisario principal de la Policía Nacional, José Ángel González, uno de los acendrados defensores del autobombo que este Gobierno combina a la perfección con su desastrosa gestión de la epidemia. Digo que González volvió a meter la pata como un campeón cuando aseguró que hacía ya dos meses (antes lo había alargado hasta tres) que la Dirección General de la Policía le había encargado preparar material de protección contra el coronavirus para sus hombres… que en parte siguen sin esa protección.

Es decir, a finales de enero o a finales de diciembre, el Gobierno ya sabía, o debía saber, lo que se le venía encima.

En cualquier caso, repugnante autobombo y repugnante autojustificación de los altos cargos, en medio de una gestión difícil pero, en el caso del Gobierno Sánchez, desastrosa.

La serenidad no radica en dar buenas noticias falsas sino en afrontar la realidad con esperanza

En definitiva, del coronavirus sólo sabemos que el 87% de la víctimas tiene más de 70 años, pero tampoco la edad constituye el único objetivo del bicho.

Y al final, al Covid-19 le derrotarán los de siempre: nuestro propio organismo, que se inmunizará, y la llegada del calor. A medio plazo, una vacuna, esperemos que española y esperemos que el Gobierno socio-podemita no ponga trabas burocráticas o ideológicas a los investigadores.

Pero algo es seguro: la crisis económica provocada por el confinamiento decretado por el socialista Pedro Sánchez y sus colegas comunistas sí será ‘pandémica’, al tiempo que introduce un ataque directo a la propiedad privada inédito en España desde la II República: prohibido despedir. Podrás cerrar tu empresa y arruinarte, pero no despedir a un trabajador aunque no tengas con qué pagarle el sueldo.

El coste de paralizar la economía durante tres meses no se cubre en otros tres meses, ni en seis, ni en nueve. Y los comunistas de Pablo iglesias aún quieren ir más allá: las medidas actuales les pareen poco, tienen un cierto aire burgués.

Los enemigos son dos: el virus y el Gobierno social-comunista, que aprovecha la pandemia para crear una España bolivariana

¿Todo este desastre puede justificarse ante un deseo de tranquilizar a un personal encerrado en sus hogares y e histérico ante el coronavirus? De ningún modo, la serenidad no radica en dar buenas noticias, falsas, sino en afrontar la realidad con esperanza. Porque me temo que, encima, la crisis  del coronavirus está siendo aprovechada por un Gobierno frentepopulista para imponer el totalitarismo comunista, ahora de corte bolivariano.

Para entendernos, el enemigo es doble: a corto plazo, ya mismo, el coronavirus; por otro, el tándem Sánchez-Iglesias, nuestro Gobierno frente-populista que intenta aprovechar la ocasión para dar un golpe de Estado desde el Estado… como quien dice